SGCS Apunte 1 abril 2010 RFreda

SEXO, GÉNERO Y CAMBIO SOCIAL. Apunte 1, abril 2010

Profesor Rafael Freda. Instituto INSUCAP

EDUCACION EN VALORES

Educar en valores es aprender a diferenciar qué es lo bueno y qué es lo malo, a través de los valioso y lo disvalioso. Se tiende a confundir esta educación con la moral, que se refiere a las costumbres aceptadas por una sociedad y al trasfondo de elección de valores en que se sustenta. No es lo mismo educar en moral cristiana que educar en valores, aunque la educación en moral cristiana incluya la enseñanza de determinados tipos de valores, religiosos y de conducta.

En cambio, la educación en valores es genérica, no específica y es prescindente de las disputas entre morales, y tiende a fortalecer la autonomía del individuo para separar lo malo de lo bueno y elegir lo uno en lugar de lo otro.

La educación se valores suele dictarse, cuando se dicta, como una “educación en el deber ser”; en realidad, éste es el primer abordaje de la educación en valores, que a medida que el desarrollo sicofísico medido por la escala de Kohlberg-Gilligan lo permita debe ser seguido por un segundo abordaje que tienda a que cada uno aprenda a hacer los propios juicios. Se debe buscar enseñar a juzgar cuál es el valor que se desea para guiar los propios actos, incluso llegando a la paradoja de la revolución explicada por Kohlberg y ejemplificada en la Revolución de Mayo, y sobre todo y claramente en el temor de Moreno de perecer si la Revolución era derrotada.

Para llegar a este grado superior, que según Kohlberg poca gente (y varones) alcanzan, se requiere valorar las propias actitudes, valorar las probabilidad de asumir otras actitudes posibles, y determinar por qué esta actitud es mejor que aquella.

Educación estética y hedónica.

La apreciación de las cosas bellas de la vida puede ser un valor, cuando se contrapone a la renuncia a esa apreciación en pro de otros fines; pero la capacidad de apreciar esas cosas bellas o de atribuir esa belleza a las cosas no es un valor. Puede darse el ejemplo de Aníbal y las delicias de Capua: a veces la belleza es debilitadora, y por tanto no pierde su valor estético o hedónico pero sí pierde otros tipos de valores.

La primavera (o la estancia en Capua) son hechos. Los valores se los otorgan los sujetos percipientes, de acuerdo con los contextos; y una tentación en la que no debe caerse es confundir el hecho imbuido de valor con el hecho en sí mismo.

CAUSAS DE LA OPRESIÓN DE LAS MUJERES:

LA MATERNIDAD

Así como la primavera no es un valor sino un hecho, la maternidad de las mujeres es un hecho al que se le atribuyen valores.

Las mujeres tienen un cuerpo apto para parir; y este hecho  biológico las expone a un nivel de peligro muchísimo mayor que el de los hombres. De acuerdo con Clarín 7 de marzo 2010, se ve en los retratos de El Fayum (Egipto romano, siglos I-IV D.C.) que el promedio de expectativa de vida era 35 años. La Dama de Kernet, que integra el grupo de momias de El Fayum, había muerto a los catorce o quince años de parto. En el siglo XVIII la supervivencia de las mujeres no excedía los treinta y cinco años en Europa, y el 1,3% de los partos terminaban en muerte de la parturienta.

. La diferencia entre la expectativa de vida hombres y mujeres la establece el parto.

El tremendo riesgo de vida que corren las mujeres al parir y la clara disparidad que en este respecto tienen con el otro sexo impone una diferencia genérica de tal magnitud que requiere una fuerte inversión emocional, que cambia de acuerdo con los contextos, las circunstancias sociales, tradicionales e históricas y los juicios de valor determinados por ellos y ellas.

El escultor Luis Perlotti llenó en la década de 1960 a la Argentina con estatuas de “La madre”. Fue un gran artista e intérprete de su época. Su figura materna muestra una personalidad ideal imbuida de valores, y la crítica estética, al interpretarla, la expone como un arquetipo.

TIPOS (SEXOS) DE LA ESPECIE HUMANA.

Los sentidos perciben hechos y el cerebro los almacena como datos. Un tipo no es real, aunque puede ser un objeto perteneciente a la realidad. En las propagandas de artículos para el hogar, especialmente la línea blanca, se dice “Lavarropas TIPO Drean”, lo que significa que el objeto en sí no es verdaderamente un Lavarropas Drean; no es un original, sino una buena copia.

Al decir “tipo”, entonces, tenemos una primera acepción que quiere decir “muy similar al original”. A tipo B significa que A no es EXACTAMENTE igual que B, pero es una buena copia y sirve de igual manera, porque da los mismos servicios.

Por lo tanto, en la realidad conviven varios hechos similares, pero no idénticos, que forman una categoría que se llama “tipo”.

Lo mismo ocurre con los seres humanos. Un hombre es alto y otro es bajo; una mujer es joven y otra es vieja; una niña es flaca y otra es gorda. Se pueden construir aquí dos TIPOS: el hombre y la mujer. Simplemente se concreta una pequeña abstracción, extrayéndoles los caracteres personales e individuales. El resultado es un TIPO, también llamado clase o categoría.

Por tanto, la especie humana queda dividida en dos TIPOS tomando en cuenta los rasgos comunes de la mayoría de sus miembros: y a cada tipo le damos el nombre de SEXO, porque en latín sexus significaba cortado, y la especie humana queda cortada en dos cuando se la divide en sus dos tipos componentes

Ninguno de los dos tipos o SEXOS es fenomenológicamente superior al otro; como abstracciones de hechos y datos, están en el mismo nivel. Pero se los puede unificar en un TIPO ABARCADOR ( SER HUMANO), haciendo abstracción en las ideas de HOMBRE y MUJER de las características propias (“típicas”) de cada sexo, para llegar así a la categoría SER HUMANO.

TÍPICO Y ATÍPICO

Lo TÍPICO es lo propio de un tipo, y lo ATÍPICO es lo impropio de un tipo.

Cada individuo tiene una suma de características y rasgos; algunas las comparte con otros individuos, y otras no. La gran mayoría de sus características son compartidas con los otros individuos que están en la misma categoría; son RASGOS TÍPICOS. Una pequeña minoría de sus características no son compartidas: son singulares, en el sentido de que no las comparte con otros individuos. Pero hay una minoría bastante mayor de sus rasgos que son compartidos con otros individuos de la categoría, PERO NO CON LA MAYORIA DE LOS INDIVIDUOS de esa categoría: ésos son los RASGOS ATÍPICOS.

Los varones, entonces, tienen como característica típica tener un vello facial suave en la infancia y espeso y oscuro en la adultez, llamado barba. Algunos,, al entrar en la adultez, comprueban que su barba crece rala y clara: es una barba atípica. Si un varón nace completamente lampiño y se mantiene así después de la pubertad, con las mejillas desprovistas de barba, posee un RASGO ATÍPICO Y SINGULAR.

Cuando se analizan los caracteres del otro TIPO genérico, las mujeres, encontramos también que la mayoría son rasgos típicos.

CRUZA DE RASGOS TÍPICOS E INDIVIDUOS ATÍPICOS

Los SEXOS forman dos tipos en un mismo plano, caracterizados por una serie de rasgos típicos de cada uno.

Puede ocurrir que un rasgo característico del TIPO (SEXO) VARÓN se presente en un individuo del TIPO (SEXO) MUJER, y a la inversa, que un rasgo característico del TIPO (SEXO) MUJER se presente en un individuo del TIPO (SEXO) VARÓN.

Esto ocurre constantemente en la realidad, que no responde a abstracciones sino a la DIVERSIDAD:  en biología no existe ningún individuo igual al otro (cfr. Kinsey).

Si un individuo del grupo MUJER presenta una característica del grupo HOMBRE, resulta ser una mujer atípica. Lo mismo a la inversa: si un individuo del grupo HOMBRE presenta una característica del grupo MUJER; es un hombre atípico.

La cruza de RASGOS TÍPICOS entre un sexo y el otro origina la DIVERSIDAD SEXUAL.  Por lo tanto, dentro de esta diversidad habrá individuos típicos e individuos atípicos.

NIVELES DE ABSTRACCIÓN

El TIPO ABARCADOR de los dos sexos es, como dijimos arriba, SER HUMANO. No es lo mismo que un arquetipo; el tipo abarcador es más abstracto e incluso más difícil de visualizar en la realidad, porque exige dejar fuera los rasgos que particularizan a cada sexo. Es una forma con cuerpo, brazos, piernas y cabeza, a la que seguramente podré atribuirle otros rasgos e invertir emocionalmente en ella cargándola de valores, pero nada habrá en esa forma que la identifique como varón o mujer. [1]

La realidad fenomenológica son hombres y mujeres con todos sus características típicas, atípicas y singulares. Percibimos la realidad a través de los sentidos y la interpretamos con nuestros cerebros; por lo tanto, lo que llamamos “realidad” ya está filtrada por los mecanismos perceptivos e interpretativos desarrollados por la evolución. Pero fuera de la mente percipiente hay una realidad, de la que emanan hechos percibidos: de ahí surgen los dos tipos humanos, o SEXOS. Los diferentes niveles de abstracción toman en cuenta distintos contextos, y van perdiendo circunstanciación a medida que se apartan de la realidad percibida.

Niveles de abstracción a partir de la realidad

Especie

SER HUMANO

Sexos de la especie HOMBRE MUJER
Individuos históricos JUAN – JOHN – GIOVANNI JUANA-JOAN-GIOVANNA

Aquí hombre y mujer sostienen la estructura de tipos de la realidad; se llega a ellos mediante abstracciones sucesivas e inconscientes; pero para llegar a ser humano se requiere una abstracción consciente.

Los individuos históricos que aquí he colocado como datos de la realidad también son tipos, y puedo organizar bajo ellos nuevos niveles de concretitud que nos den otro abordaje a la realidad: por ejemplo, puedo organizar los hombres Juan-John-Giovanni y las mujeres Juana-Joan-Giovanna en caucásicos, africanos, asiáticos e hispanos, e introduzco un nuevo elemento ideológico, la etnia o raza, que estructura la realidad incorporando otros elementos.

La organización de los individuos en tipos, entonces, se hace de acuerdo con la ideología y la necesidad de comprender la realidad que se tenga. Mucha gente rechaza clasificar a los seres humanos por razas, ya que atribuyen valor axiológico negativo al racismo; pero en salud pública puede ser necesario mantener la clasificación por etnias, ya que la vulnerabilidad a una u otra infección cambia de acuerdo con ese criterio. En todos los casos, el criterio se engloba en una clasificación abarcadora que abstrae elementos de la realidad concreta.

ARQUETIPO

En cambio, el arquetipo es un tipo que se destaca y que se visualiza fácilmente en la realidad, porque arjé en griego significa poder; es un TIPO que ejerce poder sobre los demás, y al cual se puede afirmar en cierto sentido que los otros tipos obedecen, porque es deseable. El arquetipo se presenta como perfecto y axiológicamente superior a los demás tipos, que se consideran hay reflejos del arquetipo; así como los individuos reflejan débilmente lo que es el tipo, los tipos reflejan débilmente al arquetipo, y cuanto más cerca estén de él más atractivos son, y cuanto más lejos estén más se los desvaloriza.

El arquetipo es una estructura creada por la mente, cuya perfección es irreal. No hay ningún individuo de realidad que sea idéntico a él. Pero los sujetos percipientes individuales suponen que existe y regulan su conducta de acuerdo con el mayor o menor parecido que con él puedan obtener.

El ARQUETIPO es por tanto una construcción mental basada en datos de la realidad que cambia de acuerdo con las circunstancias históricas, sociales y culturales. Es relativo, y no absoluto.

El ARQUETIPO VIRIL, definido por Goffman, retrata al hombre o varón abstrayéndolo de los avatares históricos del siglo XIX y XX, y dice de él que es “apuesto, educado, propietario, blanco”, y cada país o circunstancia agrega las cualidades que les son propias.

 


[1] A este TIPO se lo ha identificado tradicionalmente en la filosofía occidental con “el mundo platónico de las ideas”, y muchos textos se refieren a él incluyéndolo entre los  “arquetipos platónicos eternos”, a los que se les atribuye perfección e inmutabilidad; pero en nuestro curso trataremos de que la palabra arquetipo tenga valores axiológicos concretos, aplicables por tanto a la teoría de género