Zive 2004 Breve Historia de la Homosexualidad Occidental

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Breve Historia de la Homosexualidad Occidental

Gayle Zive, 2004

 

Muchas personas consideran que la homosexualidad es un fenómeno de los tiempos modernos. Esto está muy lejos de ser verdad. La homosexualidad ha sido documentada en la sociedad occidental tan atrás en el tiempo como entre los antiguos griegos. Virtualmente todas las civilizaciones desde entonces han tenido algún registro de la presencia de homosexualidad, desde la Grecia Antigua a Roma y la Inglaterra victoriana, y derechamente al momento actual. A causa de la brevedad que se pide para este artículo, me centraré en la homosexualidad del varón desde la Grecia clásica hasta la Baja Edad Media.

 

Platón escribió: “la homosexualidad es considerada vergonzosa por los bárbaros y por quienes viven bajo gobiernos despóticos, así como la filosofía es considerada como vergonzosa por ellos, ya que evidentemente no es del interés de esos gobernantes que haya grandes ideas engendradas por sus sujetos, o poderosas amistades o amor apasionado, todo lo cual la homosexualidad es particularmente apta para producir.”[1] Los antiguos griegos consideraban a la homosexualidad como una parte normal de la vida, pero solamente dentro de ciertos parámetros. Se suponía que la relación era entre un joven ‘imberbe’ y un hombre mayor. Se suponía que el mayor era el miembro ‘activo’ de la pareja; para él era vergonzoso ser el miembro ‘pasivo’. El joven no debía aceptar dinero del hombre, ni tampoco debía disfrutar del acto de la penetración. Una vez que el joven llegaba a la adultez y al reconocimiento de su calidad de ciudadano, se suponía que la relación perdía su aspecto sexual.[2] Incluso el mayor de los dioses, Zeus, es retratado envuelto en romances homose3xuales así como heterosexuales.

 

En la segunda mitad del siglo I A.C., el poeta romano Propercio escribió: “Que mis enemigos se enamoren de mujeres y mis amigos de muchachos…[porque la pederastia] es un río que fluye amablemente, y no está marcado por naufragios. ¿Qué daño podría acaecerle a uno en canal tan estrecho?”[3] En algunos aspectos, la tolerancia romana para la homosexualidad era un paralelo de actitudes anteriores griegas: mientras se la practicara de un modo ‘apropriado’, la homosexualidad era aceptable. En Roma, esto significaba seguir a un esclavo joven. Por ley, los jóvenes libres quedaban fuera de alcance. Los romanos (como los griegos) deploraban que los hombres libres tomaran el rol ‘pasivo’ en la sexualidad, como lo afirma el filósofo Séneca: “Ser impudicus (esto es, pasivo) es una desgracia para un hombre libre.”[4] Sin embargo, para los esclavos, “No hay nada vergonzoso en hacer todo lo que el amo ordene.”[5] Se consideraba asqueroso continuar las relaciones sexuales con un esclavo que tenía suficiente edad para tener vello facial, pero no era ilegal.

 

La introducción de la cristiandad en el mundo romano trajo al Imperio el viejo prejuicio hebreo contra la homosexualidad. Al principio se la toleraba: de hecho, fue practicada por más de unos pocos emperadores romanos. En el siglo IV D.C. un escritor defendió la orden de Constantino de continuar cobrando impuestos a los prostitutos homosexuales, diciendo que les permitía continuar sus prácticas con impunidad. Esta tolerancia, sin embargo, no duró.

 

En el año 533 D.C, la homosexualidad se volvió totalmente ilegal en Roma. El emperador Justiniano acostumbraba castrar a los declarados culpables de homosexualidad. [6]Las leyes de los códigos en realidad prescribían la muerte, pero en general ese castigo no se aplicaba.

 

Después del colapso del Imperio Romano, el estatus de la homosexualidad volvió a cambiar. En la mayoría de las áreas no había leyes contra la homosexualidad. La España del siglo VI es la excepción a la regla: allí la homosexualidad fue prohibida junto con el judaísmo Las leyes aparecen muy cerca unas de otras en los textos, lo que sugiere que se las consideraba en contextos similares: quizás que eran ofensivas al orden de Dios.

 

En general, los gobernantes de la Alta Edad media no atacaban directamente a la homosexualidad. Ni siquiera Carlomagno legisló en contra de la homosexualidad, a pesar del hecho de que se disgustó mucho cuando descubrió que algunos de los monjes de su reino estaban practicándola. De los penitenciarios distribuidos por toda Europa se deduce que la homosexualidad era considerada no más duramente que los otros tipos de sexo extramarital.[7] Esto significa que la falta de persecución con certeza no denotaba aprobación, como se vio en Grecia y en una medida menor en Roma. Simplemente no era peor que cualquier otro acto sexual cometido fuera del matrimonio.

 

El siglo XII es considerado como una suerte de ‘pequeño Renacimiento’. Hubo un súbito florecimiento en la erudición, y al mismo tiempo una tolerancia incrementada pra la homosexualidad. Fue duerante este período que una serie de poemas sobre Ganimedes (el amante varón de Zeus) fueron escritos en latín, el lenguaje de los eruditos y los individuos educados. Sin embargo, este aumento de la tolerancia duró poco.

 

Es con el filósofo de la edad media baja Tomás de Aquino que se trae a la homosexualidad a la desdichada notoriedad que persistió hasta hace muy poco, y que continúa aunque en un nivel menor. En sus escritos, Santo Tomás describió a la homosexualidad como al peor de los pecados sexuales. Argumentó que los actos de sexo homosexual son “el mayor de los pecados entre las formas de lujuria” porque son contrarios al orden natural de las cosas como los ordenó Dios.[8] Para peor o para mejor, la posición de Santo Tomás como filósofo cristiano de gran envergadura causó que esta idea fuera asimilada en la sociedad occidental. La inquisición acusó y enjuició a personas por sodomía –la palabra medieval para actos sexuales ‘antinaturales’ o ‘inusuales’– junto con sus infames juicios por herejía. La homosexualidad se mantuvo en esta baja consideración que en Florencia y otras ciudades italianas se abrieron burdeles para “apartar a los hombres de las prácticas homosexuales.”[9] En la Florencia y la Venecia del siglo XIV los hombres eran condenados a muerte por sodomía.

 

Esta herencia medieval de intolerancia continúa afectando a Occidente hoy en día. Es verdad que la homosexualidad ya no es un

 


[1] Platón, citado por John Boswell en “La Iglesia y el homosexual: Una Perspectiva Histórica, 1979 (Discurso central de la Cuarta Convención Bienal Internacional)” http://www.fordham.edu/halsall/pwh/1979boswell.html

[2] Dover, Kenneth James, Greek Homosexuality, (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1978) pp 91-109

[3] Propercio, citado en Veyne, Paul, “Homosexuality in ancient Rome,” in Western Sexuality, (Oxford: Basil Blackwell Ltd, 1985), p 33

[4] Ibid, p. 31

[5] Ibid, p. 31

[6] Bullough, Vern. Homosexuality: A History (New York: Garland Press, 1979) p33

[7] Boswell, John Christianity, Social Tolerance, and Homosexuality (Chicago: University of Chicago Press, 1980) chapter 7

[8] Aquinas, Thomas Summa Theologica, II-II

[9] Karras, Ruth Mazzo, Common Women: Prostitution and Sexuality in Medieval England (New York: Oxford University Press, 1996), 32