Wallen et al 2004 Evolución y Desarrollo de la Sexualidad Primate

J Sex Res. 2004 February ; 41(1): 101–112.

Hormonas e Historia: La Evolución y Desarrollo de la Sexualidad de la Hembra Primate

 

Kim Wallen

Emory University

y

Julia L. Zehr

Emory University and Michigan State University

Resumen

El comportamiento sexual se requiere para la reproducción en las especies que se fertilizan internamente, pero presenta riesgos sociales y físicos significativos. Las hembras de las especies no primates han desarrollado mecanismos físicos y comportamentales que restringen la conducta sexual a cuando las hembras son fértiles. Las mismas hormonas que producen la fertilidad de la mujer también controlan estos mecanismos, asegurándose de que el sexo solamente se produce cuando la reproducción es posible. En contraste con los mamíferos no primates, las hormonas no regulan la capacidad de involucrarse en el sexo de los antropoides primates hembras, con lo que se deshace la dupla de fertilidad y capacidad física de aparearse. En lugar de ello, en los primates, la motivación sexual se ha vuelto el coordinador primario entre la conducta sexual y la fertilidad. Esta dependencia de mecanismos sicológicos para coordinar la fisiología con el comportamiento es probablemente única en su género y característica de los primates, incluyendo a los humanos, y permite que una variedad de influencias no fisiológicas, particularmente el contexto social, regulen la conducta sexual. La independencia entre el estado hormonal y el comportamiento sexual permite que el sexo sea usado para propósitos sociales. Este compleja regulación de la sexualidad primate se desarrolla durante la adolescencia, cuando los monos hembras muestran tanto motivación sexual hormonalmente influida como comportamiento sexual socialmente modulado. Presentamos descubrimientos sobre monos rhesus que ilustran cómo el contexto social y el estado hormonal interactúan para modular la sexualidad adolescente y adulta. Se argumenta que esta flexibilidad de la conducta sexual, combinada con una estrecha regulación de los sistemas sexuales motivacionales por parte de las hormonas reproductivas, permite que la conducta sexual sea usada para propósitos nos reproductivos en tanto que todavía se asegura su aparición durante los períodos de fertilidad de la mujer. Las presiones evolutivas que produjeron tal flexibilidad en el comportamiento sexual sigue siendo desconcertantes, pero pueden reflejar la importancia de la sexualidad en la atracción y cohesión social de los primates