Swaab 2009 La homosexualidad no es una elección

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Martes 24 de febrero del 2009

Dick Swaab (nacido en 1944) es el investigador líder del equipo de ‘Enfermedades Neurosiquiátricas’ del Instituto Holandés de Neurociencia, fusión del Instituto Holandés de Investigación del Cerebro y el Instituto Holandés de Investigación Oftálmica. También es profesor del Departamento de Anatomía y Embriología, y se dedica a enseñar neurobiología. Su área de investigación es la diferenciación sexual, el envejecimiento del cerebro, la depresión y la enfermedad de Alzheimer.

Homosexualidad: no es una elección

Durante el período de gobierno del presidente estadounidense George Bush, el reloj retrocedió en la Norteamérica Cristiana. Surgió un ‘movimiento ex-gay’ que considera a la homosexualidad una enfermedad que puede ser curada.

Cientos de clínicas y terapeutas trabajan en este campo, y se proclama, sin pruebas, que el 30% de los sometidos a terapia fueron ‘curados’.En las clínicas las personas pueden ser tratadas durante dos semanas por 2.500 dólares estadounidenses y durante seis semanas por 6.000 dólares. Los terapeutas son en su mayoría  ‘antiguos homosexuales’, que dicen que después de un curso de terapia se volvieron verdaderos hombres de familia. Un contramovimiento “Está bien ser gay” [‘It is OK to be Gay’] señala que las terapias están basadas en un condicionamiento de la vergüenza, estigmatización y discriminación de los homosexuales. El resultado son suicidios.

Todas las indicaciones sugieren que nuestra orientación sexual está programada tempranamente en el útero, y que así queda determinada para el resto de nuestras vidas. Nuestro ambiente después del nacimiento no afecta esto. Incluso las escuelas de internado inglesas no conducían a una frecuencia incrementada de homosexualidad en la adultez. Creí que la ‘curación’ de homosexuales era una típica falsa ilusión cristianonorteamericana, así que me sorprendí al enterarme de que ocurre aquí en Holanda, también. En la Iglesia Pentecostal se celebran ‘curaciones’ durante las cuales, a través de plegarias, uno puede ‘curarse’ de la homosexualidad y al mismo tiempo de la infección de VIH, y después salir casado con una mujer de la feligresía de la iglesia. No es solamente algo que conduce a error, es algo que amenaza la vida que los hombres seropositivos crean que están curados de este modo y ya no tienen más que tomar su medicación.

Campos de concentración

La idea pasada de moda de que somos libres de elegir nuestra orientación sexual y que la homosexualidad as de este modo solamente una elección equivocada todavía está causando gran sufrimiento. Las historias que escuché cuando estuve dando una conferencia para Contrario (una organización gay cristiana) me mostraron que para los homosexuales holandeses criados en la Iglesia Holandesa reformada su orientación sexual todavía conducía a una terrible lucha. Hasta hace muy poco tiempo la ciencia médica también consideraba a la homosexualidad como una enfermedad. Solamente en 1992 la homosexualidad fue borrada de la Clasificación Internacional de Enfermedades,  ICD-10 (International Classification of Diseases). Hasta entonces, los médicos intentaban ‘curar’ a los hombres de su homosexualidad.

La idea de que el ambiente social influye en el desarrollo de la orientación sexual dio como resultado una persecución sumamente difundida. La idea de la Alemania nazi, expresaba por Hitler mismo, era que la homosexualidad era tan contagiosa como la plaga, y condujo a consecuencias inimaginables: primero castración voluntaria, después castración mandataria y después asesinato sistemático de homosexuales en los campos de concentración.

Ideas que se intentaron

Un importante argumento en contra de la idea de que la homosexualidad as la elección de un ‘estilo de vida’ o de que puede ser influida por el ambiente as la evidente imposibilidad de ‘curar’ a las personas de su homosexualidad. Se han intentado las ideas más extrañas: tratamientos hormonales, como administrar testosterona o estrógenos, castración. Estos tratamientos afectan la libido pero no la orientación sexual. Se han aplicado electroshocks y se indujeron insultos epilépticos. Las sentencias de prisión tampoco funcionan, con el triste ejemplo de la humillación de Oscar Wilde. Se hicieron trasplantes de testículos, con una ’historia de éxito’ cuando un varón homosexual le pellizcó el trasero a la enfermera después de la cirugía. Naturalmente, se intentó el sicoanálisis, y se dio apomorfina emética en combinación con imágenes homoeróticas para condicionar a los hombres en la evitación de sus sentimientos homoeróticos. Aparentemente, el único efecto fue que los hombres comenzaban a vomitar cuando el terapeuta entraba a la habitación, pero sus sentimientos homoeróticos siguieron sin ser afectados. También se efectuó cirugía de cerebro en hombres homosexuales, cuya sentencia de prisión era reducida si el tratamiento tenía efecto. Por supuesto, los hombres siempre decían que había tenido efecto.

Como ninguna de estas intervenciones ha producido nunca un cambio de orientación sexual bien documentado, no puede haber dudas de que nuestra orientación sexual está fijada en la adultez y no puede ser influenciada. Una vez que las iglesias de Holanda finalmente acepten abiertamente este hecho, la vida de muchos de sus feligreses jóvenes tendrá colores mucho más agradables. ¿Y no es eso lo que deberían buscar las iglesias?