Muscarella et al 2004 Parejas de V y M héteros y homosexuales

Comentario 2009

Este estudio es clave en la educación científica para el amor. Relaciona las características de los cerebros de varón y de mujer, con sus diversos, variados y mezclados grados de masculinización y feminización, con la selección de pareja, más allá de los influjos socioambientales en los que sí pueden y deben influir el ambiente, la familia, los pares y las expectativas sociales, lo que permite extrapolar consejos y suministrar elementos cognitivos para la toma de decisiones..

RF

Neuroendocrinology Letters No.4 August Vol.25, 2004

Diferenciación cerebral y características de pareja preferida en hombres y mujeres homosexuales y heterosexuales

Frank Muscarella, Vanessa A. Elias & Lenore T. Szuchman

Department of Psychology, Barry University, Miami Shores, FL, USA

Correspondencia a:

Frank Muscarella, Ph.D.

Department of Psychology

Barry University

11300 NE Second Avenue

Miami Shores, FL 33161, USA

PHONE: +1 305-899-3275 FAX: +1 305-899-3279

EMAIL: fmuscarella@mail.barry.edu

Presentado: 10 de Julio del 2004 Aceptado 16 de Julio del 2004

Palabras clave:

sexual orientation; brain differentiation; mate selection; partner preferences

Resumen

OBJETIVOS: El presente estudio examinó y comparó las características de pareja preferida de hombres y mujeres heterosexuales y homosexuales en relación con los patrones de diferenciación cerebral que se especulaba subyacían a las preferencias. Por lo demás, el estudio compare las preferencias de las mujeres homosexuales machonas [butch] versus las mujeres homosexuales fems [femme]

MÉTODOS: Doscientos doce hombres y mujeres heterosexuales completaron cuestionarios en los que se evaluaban a sí mismos y sus parejas sexuales idealizadas en varias características morfológicas y comportamentales.

RESULTADOS: Los resultados de análisis  de variancia [variance] multivariados intrasujetos (MANO­VAs) mostraron que el patrón de características de pareja preferida de las mujeres heterosexuales es máximamente consistente con la diferenciación cerebral teorizada que subyace a esas preferencias. Hubo apoyo con variaciones para la teoría cuando se la aplicó a los otros tres grupos. Los MANOVAs entre sujetos proveyeron evidencia para dar apoyo a algunas de las predicciones generadas por la teoría sobre las diferencias en diferenciación cerebral entre hombres y mujeres y entre mujeres homosexuales categorizadas como machona y fem [butch and femme].

CONCLUSIÓN: En conjunto, el patrón de características de pareja preferida entre hombres y mujeres heterosexuales y homosexuales no da apoyo a la teoría que sostiene que la diferenciación cerebral subyacente es discreta y categórica. En lugar de ello, da apoyo a la teoría que sostiene que la diferenciación se manifiesta en un continuo que conduce a una variedad de patrones de orientación sexual, y por extensión, a características de pareja preferidas.

 

Introducción

Las teorías neurohormonales del desarrollo de la orientación sexual sostienen que las influencias hormonales prenatales, y posiblemente posnatales, afectan las estructuras neurales que median entre la atracción sexual y el comportamiento [1, 2, 3]. Parece haber un consenso en que una orientación heterosexual se asocial con el patrón de diferenciación neural feminizado / desmasculinizado en mujeres y defeminizado / masculinizado en varones [1, 2, 3].

Hay desacuerdo sobre la relación entre los patrones de diferenciación cerebral y la orientación homosexual. Ellis y Ames [1] especulan que la orientación homosexual es debida a una inversión sexual de la diferenciación vista en heterosexuales. En esta perspectiva, la organización neural de los hombres homosexuales está feminizada y desmasculinizada, y la organización neural de las mujeres homosexuales está defeminizada y masculinizada. Feierman [2] y Pillard y Weinrich [3] teorizan que la organización cerebral de los hombres homosexuales está feminizada y masculinizada. Pillard y Weinrich [3] teorizan que la organización cerebral de las mujeres homosexuales es más variable y puede ser o bien feminizada y masculinizada o defeminizada y desmaculinizada. Pillard y Weinrich [3] especulan que puede haber masculinización adicional del cerebro debido a los factores posnatales de la adolescencia a la adultez de modo tal que tanto los hombres homosexuales como heterosexuales experimentan una mayor masculinización del cerebro a lo largo del desarrollo. También hay algo de evidencia sobre que la clasificación de las lesbianas en machonas y fems puede estar relacionada con diferencias en diferenciación neural [4].

Kauth [5] arguye que el uso de los términos feminización y masculinización implica una diferencia discreta en la diferenciación cerebral que no existe entre heterosexualidad y homosexualidad. Por ejemplo, argumenta que un cerebro de mujer feminizado no es lo mismo que un cerebro de varón feminizado. Woodson y Gorski [6] arguyen que el cerebro no se feminiza o masculiniza globalmente, sino que la feminización y masculinización varían por la estructura. Esto crea un continuo y no una dicotomía, y puede explicar la complejidad de la expresión de las orientaciones sexuales en los humanos. De modo consistente con esta idea, Rahman y Wilson [7] han advertido que la homosexualidad parece incluir una constelación de rasgos predominantemente sexotípico con algunos notables rasgos sexoatípicos que varían impredeciblemente.

Los tests indirectos de las teorías neurohormonales de la orientación sexual son posibles a través del examen de los patrones de comportamiento asociados con los diversos tipos de diferenciación cerebral. La feminización del cerebro está asociada con el interés sexual en sujetos-blanco más masculinos que el yo (e.g., más altos, más pesados, con mayor desarrollo muscular) [2], y la expresión de comportamiento sexual proceptivo y receptivo [3]. La defeminización del cerebro está asociada con interés sexual en sujetos-blanco más femeninos que el yo (e.g., más bajos, más livianos, con menos desarrollo muscular) [2], y poca expresión de comportamiento preceptivo o receptivo [3]. La masculinización del cerebro está asociada con el interés en sujetos-blanco más jóvenes que uno mismo (a causa de características relativas a la edad que son seña les de estado subordinado más que dominante) [2], y comportamiento de monta incrementado [3]. La desmasculinización del cerebro está asociada con el interés en sujetos-blanco de más edad que el yo (a causa de características relativas a la edad que señalan estatus dominante más que subordinado) [2] y comportamiento de monta disminuido [3]. La investigación da apoyo a algunas de las predicciones de las características de pareja preferida asociadas con los patrones especulados de diferenciación cerebral en hombres y mujeres heterosexuales y homosexuales [2, 8, 9,10].

El propósito del presente estudio fue triple. Primero, examinamos las características de hombres y mujeres homosexuales y heterosexuales para determinar el grado en el que estas preferencias son consistentes con los patrones predichos por las teorías neurohormonales actuales sobre el desarrollo de la orientación sexual. Segundo, hicimos comparaciones sistemáticas entre los grupos para determinar cómo diferían las características de sus parejas preferidas. Tercero, examinamos las diferencias en las características de pareja preferidas entre mujeres homosexuales caracterizadas como machonas o fems [butch or femme].

 

Materiales y Método

Un total de 212 participantes que iban en edad de 18 a 29 años comprendió cuatro grupos: 48 hombres heterosexuales (mediana etaria = 23.08), 53 mujeres heterosexuales (mediana etaria = 22.7), 58 hombres homosexuales (mediana etaria = 20.2), y 53 mujeres homosexuales (mediana etaria = 20.8). La autoclasificación de etnicidad de los participantes es la que sigue: 71 Blancos, 58 Hispánicos, 39 Afroamericanos, 16 Afrocaribeños, 6 Asiáticos y 22 no clasificados. Los análisis revelaron que los hombres y mujeres heterosexuales fueron significativamente más viejos que los hombres y mujeres homosexuales, y el nivel de educación de los hombres heterosexuales (Media = 15.6 años) y mujeres heterosexuales (M = 15.3 años) era significativamente mayor que el de los hombres homosexuales (M = 12.9 años) y las mujeres homosexuales (M = 13.7 años). También, la mayoría de los hombres heterosexuales (60%) fueron clasificados como Blancos, en tanto que la etnicidad estaba distribuida más parejamente en los otros tres grupos.

Los participantes se evaluaron con puntaje a sí mismos y a sus parejas ideales en edad (medida en años), altura (medida en pulgadas e informada aquí en centímetros), peso (medida en libras e informado aquí en kilogramos), y nivel de desarrollo muscular medido en una Escala Likert de 7 puntos (1 = mínimo y 7 = máximo). Los participantes respondieron las siguientes preguntas en una escala Likert de 7 puntos (1 = fuertemente en desacuerdo y 7 = fuertemente de acuerdo): “Prefiero tomar el rol dominante durante la actividad sexual”; “Prefiero que mi pareja tome el rol dominante durante la actividad sexual”. Los sujetos evaluaron en una Escala Likert de 7 puntos (1= muy poco y 7 = muchísimo) hasta qué punto se sexualidad se emparejaba con las descripciones estereotípicas tanto de la sexualidad del varón (i.e., “sexualmente agresivo, sexualmente dominante, inicia la actividad sexual, la meta primordial del sexo es el orgasmo”) y la sexualidad de la mujer (i.e., “le gusta ser seducida, le gusta el romance, la meta primordial del sexo es el amor y la intimidad”). Las mujeres homosexuales evaluaron en una Escala Likert de 7 puntos (1 = fuertemente en desacuerdo y 7 = fuertemente de acuerdo) “Me considero principalmente machona” y “Me considero principalmente fem”.

 

Resultados

In the first analysis four one-way within-subjects multivariate analyses of variance (MANOVAs) were used to compare ratings between self and ideal part­ner within each of the four groups on five measures: age, height, weight, level of muscle development and preference for sexual dominance. The MANOVAs were significant for all groups: heterosexual men, Wilks’ Lambda = .19, F(5, 40) = 34.02, p < .001; het­erosexual women, Wilks’ Lambda = .12, F (5, 44) = 74.62, p < .001; homosexual men, Wilks’ Lambda = .48, F (5, 46) = 9.85, p < .001; and homosexual women, Wilks’ Lambda = .38, F (5, 45) = 14.57, p < .001. The Bonferroni correction was used to set the alpha levels for follow up univariate F tests at the .01 level. F tests were significant for height and weight for heterosexual men, all five dependent variables for heterosexual women, age and muscle development for homosexual men, and age, height, weight, and muscle development for homosexual women. The results are seen in Table I and Table II.

Table I. Yo versus Pareja Idealizada: Hombres y Mujeres Heterosexuales
Variables

Hombres

Mujeres

Yo Ideal (df = 1, 44) Yo Ideal df =1, 48

M

M

F

p

M

M

F

p
Edad

22.96(2.50)

22.60(3.04)

.75

.39

22.78(2.33)

25.61(3.32)

77.34

<.001
Altura

182.09(11.07)

170.08(5.00)

70.33

<.001

162.81(7.75)

181.69(6.71)

244.89

<.001
Peso

88.42(17.56)

58.01(5.67)

160.61

<.001

65.21(14.28)

84.06(11.69)

77.49

<.001
Desarrollo Muscular

4.42(1.32)

4.48(1.16)

.05

.82

3.86(1.54)

5.47(.84)

50.26

<.001
Preferencia Por Dominio Sexual

4.53(1.31)

4.11(1.35)

1.61

.21

3.41(1.43)

5.43(1.10)

47.30

<.001
Nota. Las desviaciones estándar se muestran entre paréntesis

In the second analysis, differences between the four groups were compared on seven variables. Dif­ference scores (ideal partner – self) were calculated for age, height, weight, level of muscle development, and preference for sexual dominance for all participants. A negative score indicates the ideal partner exhibits less of the characteristic than the subject, and a positive score indicates that the ideal partner exhibits more of the characteristic than the subject. In addition to the difference scores for these five variables the scores for the similarity of the participants’ own sexuality to the stereotype of male sexuality and stereotype of female sexuality were used. A one-way between-subjects MANOVA was conducted on the seven scores. The MANOVA was significant, Wilks’ Lambda = .23, F (21, 520) = 16.72, p < .001. Post hoc comparisons between groups were made using the Bonferroni method with significance set at the .007 level. These results are seen in Table III and Table IV.

Table II. Yo versus Pareja Idealizada: Hombres y Mujeres Homosexuales
Variables

Hombres

Mujeres

Yo

Ideal

(df =1, 50)

Yo

Ideal

(df = 1, 49)

M

M

F

p

M

M

F

p
Edad

20.12(2.40)

22.29(3.05)

32.70

<.001 20.90(2.66)

22.84(3.54)

17.84

<.001
Altura

178.33(7.72)

179.15(7.72)

.58

.45 165.96(8.61)

169.57(7.42)

11.54

.001
Peso

71.20(11.70)

73.82(9.04)

3.48

.07

73.69(18.68)

66.62(10.98)

10.78

.002
Desarrollo Muscular

3.82(1.62)

4.90(1.51)

27.04

<.001

4.00(1.52)

4.92(1.41)

21.67

<.001
Preferencia por Dominio Sexual

3.88(1.57)

4.51(1.76)

2.70

.11

4.82(1.59)

4.32(1.63)

2.04

.16
Nota. Las desviaciones estándar se muestra entre paréntesis

 

In the third analysis, homosexual women were categorized as butch or femme by creating difference scores (“I think of myself as primarily butch” – “I think of myself as primarily femme”). Positive scores were classified as butch (N = 18), negative scores were classified as femme (N = 23), and scores of zero were not included. Difference scores (ideal partner – self) were also calculated for age, height, weight, and preference for sexual dominance. A one-way between-subjects MANOVA was used to compare the ratings between butch and femme homosexual women on the four dependent variables. The MANOVA was signifi­cant, Wilks’ Lambda = .73, F (4, 36) = 3.37, p = .02. The Bonferroni correction was used to set the alpha levels for the follow up F tests at the .01 level. Follow up F tests revealed that women classified as femme preferred partners much taller than themselves (M = 5.64, SD = 7.24) than did women classified as butch (M = –.43, SD = 6.53), F (1, 39) = 7.66, p = .009. Women classified as butch preferred their partners to be much less sexually dominant than themselves (M = –1.78, SD = 2.21) than did women classified as femme (M = .39, SD = 2.21), F (1, 39) = 9.72, p = .003.

Table III. Mean Idealized Partner-Self Difference Scores Between Groups
Variables

Heterosexuales

Homosexuales

Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Edad –.30(2.80)abc 2.81(2.28)a 2.22(2.73)b 1.94(3.25)c
Altura –12.12(9.83)abc 19.10(8.38)ade .86(7.54)bd 3.61(7.52)ce
Peso –31.00(16.21)abc 19.09(15.06)ade 2.53(10.12)bdf –7.07(15.22)cef
Desarrollo Muscular .12(1.95)a 1.63(1.61)a 1.08(1.50) .92(1.40)
Preferencia por Dominio Sexual –.49(2.22)a 1.94(1.99)ab. .68(2.73) –.50(2.48)b
Nota. Las medianas en una misma línea que comparten un suscrito son significativamente diferentes. Los números negativos indican valores menores para los puntajes de las parejas.
Table IV. Similarity to Sexual Stereotypes: Between Groups Comparison
Estereotipo sexual

Heterosexuales

Homosexuales

Hombres

Mujeres

Hombres

Mujeres

Varón

4.46(1.13)a

3.88(1.72)

3.58(1.82)a

4.42(1.70)

Mujer

4.16(1.51)a

5.75(1.25)ab

4.58(1.90)b

5.10(1.63)

Note. Las medianas en una misma línea compartiendo un suscrito son significativamente diferentes. Lasa Desviaciones Estándar se muestran entre paréntesis

Discusión

El primer análisis indicó que el patrón de características de pareja preferidas para mujeres heterosexuales era el más consistente con la teoría de que la diferenciación cerebral en este grupo es feminizada y desmasculinizada [feminized and unmasculinized]. Las mujeres heterosexuales prefirieron parejas que fueran mayores en edad, más altos, más pesados, más desarrollados muscularmente y más dominantes sexualmente que ellas mismas. Parcialmente consistente con el patrón de diferenciación defeminizado / masculinizado, los hombres homosexuales indicaron una preferencia por parejas más bajas y más delgados que ellos. Sin embargo, los resultados no dieron apoyo a las predicciones para las otras variables. De modo contrario a lo esperado, los hombres heterosexuales de esta muestra no indicaron una preferencia por parejas significativamente más jóvenes que ellos. E posible que la bien documentada preferencia de los hombres heterosexuales por mujeres más jóvenes se desarrolle con la edad y teóricamente con la masculinización incrementada del cerebro.

Los hombres homosexuales prefirieron parejas más masculinas que ellos mismos solamente en desarrollo muscular. Los hombres homosexuales también prefirieron parejas leve pero significativamente mayores en edad que ellos. Es posible que los hombres homosexuales de este estudio estuviesen en desarrollo más cerca de la adolescencia que de la adultez. Si esto es así, su preferencia por parejas mayores en edad está predicha por la teoría de Feierman [2, 10] que sostiene que los cerebros de los adolescentes homosexuales y heterosexuales no están totalmente masculinizados, lo que dirige la atención a sujetos-blanco mayores en edad [older targets]. Estos resultados serían predichos por un patrón de diferenciación feminizado / desmasculinizado.

Las mujeres homosexuales indicaron una preferencia por parejas que fueran mayores en edad, más altas y más musculosas que ellas mismas, pero también más ligeras que ellas mismas. De acuerdo con la teoría de Pillard y Weinrich [3] se habría debido esperar que las mujeres homosexuales mostrasen preferencias que reflejasen un patrón de diferenciación feminizado y masculinizado (parejas más jóvenes, más altas, más pesadas, más musculares y más dominantes sexualmente) o un patrón de diferenciación defeminizado y desmasculinizado (parejas mayores de edad, más bajas, más livianas, menos musculares, menos dominantes sexualmente). Estos resultados indicaron que esta muestra de mujeres homosexuales no encajó en ninguno de los dos patrones.

El segundo análisis examinó preferencias entre grupos. Los hombres heterosexuales indicaron una preferencia por parejas de la misma edad, en tanto que todos los otros grupos prefirieron parejas mayores que ellos en el mismo grado, con un promedio de 2,32 años. Los hombres heterosexuales, en relación con todos los otros grupos, prefirieron parejas más bajas que ellos. Las mujeres homosexuales y heterosexuales prefirieron ambas parejas más altas que ellas mismas, pero las mujeres heterosexuales prefirieron parejas más altas que las preferidas por mujeres heterosexuales. La preferencia de diferencia de peso parece ser el factor crítico que divide claramente a todos los grupos. Los hombres heterosexuales y las mujeres homosexuales prefieren parejas más livianas que ellos mismos, pero los hombres heterosexuales prefieren que la diferencia de peso sea cuatro veces más grande que la diferencia preferida por las mujeres homosexuales. Tanto las mujeres heterosexuales como los hombres homosexuales prefieren parejas más pesados que ellos mismos, pero las mujeres heterosexuales prefirieron una diferencia de peso siete veces y media mayor que la diferencia expresada por los hombres homosexuales. En el nivel del desarrollo muscular, solamente los hombres y mujeres heterosexuales difieren entre sí, y las mujeres prefieren una diferencia de desarrollo muscular mucho más grande que la diferencia preferida por los hombres.

En cuanto a dominancia [dominance] sexual la diferencia entre el ideal y el yo es significativamente más grande para las mujeres heterosexuales en relación con los hombres heterosexuales y las mujeres homosexuales. En cuanto a la similaridad con el estereotipo sexual del varón los hombres heterosexuales muestran más similaridad que la exhibida por hombres homosexuales. Finalmente, en cuanto a la similaridad del estereotipo sexual de la mujer, las mujeres heterosexuales muestran mayor similaridad que la mostrada por hombres heterosexuales y homosexuales. Las mediciones sobre estas últimas dos variables también sugieren que los hombres homosexuales perciben su sexualidad como menos estereotípicamente masculina que los hombres heterosexuales la suya, pero menos estereotípicamente femenina que las mujeres heterosexuales la suya. Las mujeres homosexuales no difieren de ninguno de los otros grupos en estas dos variables.

El tercer análisis proveyó apoyo adicional a la aseveración de que hay una diferencia significativa entre las mujeres homosexuales que se identifican primordialmente como machonas o fem. Las mujeres machones preferían tomar un rol mucho más dominante en la actividad sexual que las mujeres fem, y las mujeres fem preferían parejas significativamente más altas que ellas mismas en relación con las mujeres machonas.

En resumen, los resultados no dan apoyo a la idea de que la característica de pareja preferida en hombres y mujeres heterosexuales y homosexuales esté neta y estrechamente asociada con los patrones especulados de organización cerebral propios y únicos de cada género y la combinación de orientación sexual. Por lo demás, los resultados no dan apoyo al concepto de que las preferencias de los hombres y mujeres homosexuales son inversiones predecibles y perfectas de los patrones de los hombres y mujeres heterosexuales. Para algunas características de pareja preferida los hombres homosexuales verdaderamente parecen expresar el mismo patrón que las mujeres heterosexuales, y las mujeres heterosexuales verdaderamente parecen expresar el mismo patrón que los hombres heterosexuales. Sin embargo, es importante advertir que cuanto esto se produce, el grado de diferencia entre pareja ideal y yo en cuanto a las características es mucho menor que la diferencia deseada por hombres y mujeres heterosexuales.

El patrón general de características de pareja preferida entre hombres y mujeres heterosexuales y homosexuales en este estudio tiende a dar apoyo a la idea de diferenciación cerebral propuesta por Kauth [5] y Woodson y Gorski [6]. Esta opinion sostiene que cualquier diferenciación cerebral implicada en la orientación sexual no involucra la manifestación de categorías discretas, sino que involucra un continuo que conducirá a una variedad de patrones de orientación sexual y, por extensión, de características de pareja preferida.

Una limitación del estudio es la edad juvenil de la muestra, lo que hace posible especular que los resultados pueden relacionarse con el período de adolescencia tardía, y no de adultez. Otras limitaciones incluyen las diferencias en nivel de educación y etnicidad entre los grupos. La investigación futura debería estudiar las preferencia a través de los períodos de desarrollo y tomar en cuenta las diferencias entre las mujeres homosexuales que se identifican primordialmente a sí mismas como machonas o fems.

REFERENCIAS

1 Ellis BJ, Ames MA. Neurohormonal functioning and sexual orien­tation: A theory of homosexuality-heterosexuality. Psychol Bull 1987; 101:233–258.

2 Feierman JR. A biosocial overview of adult human sexual behav­ior with children and adolescents. In: JR Feierman, editor. Pedo­philia: Biosocial dimensions. New York: Springer-Verlag; 1990. pp. 8–68.

3 Pillard RC, Weinrich JD. The periodic table model of the gender transpositions: Part I. A theory based on masculinization and defeminization of the brain. J Sex Res 1987; 23:425–454.

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5 Kauth MR. True nature: A theory of sexual attraction. New York: Kluwer Academic/Plenum Publishers; 2000.

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8 Buss D. Evolutionary psychology: The new science of the mind. 2nd ed. Boston: Allyn & Bacon; 2004.

9 Bailey JM. The man who would be queen: The science of gender-bending and transsexualism. Washington, D.C.: Joseph Henry Press; 2003.

10 Muscarella F. Preferred partner characteristics in homosexual men in relation to speculated patterns of brain differentiation. Neuroendocrinol Lett 2002; 23:299–302.