Drescher 2004 Homosexualidad Oculta: Darse a Conocer

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Psychiatric Times, October 2004 Vol. XXI Issue 12

La Homosexualidad Oculta: Los temas sicológicos de tenerla escondida y darla a conocer

[The Closet: Psychological Issues of Being In and Coming Out]

Jack Drescher, M.D.

Dr. Drescher is chairperson of the American Psychiatric Association’s Committee on Gay, Lesbian and Bisexual Concerns and a founding member of the Committee on Sexual Minorities of the Group for the Advancement of Psychiatry. He is a training and supervising analyst at the William Alanson White Institute and editor-in-chief of the Journal of Gay and Lesbian Psychotherapy.

En la jerga de la cultura homosexual contemporánea, a aquellos que esconden sus identidades sexuales se les dice “tapados” o se dice que “no se dan a conocer” [are referred to as either closeted or said to be in the closet]. A revelar la propia homosexualidad se le dice “darse a conocer” [coming out].

La experiencia clínica de pacientes gays revela que las conductas de ocultarse y revelarse son sicológicamente complejas.

Identidades Homosexuales

En las historias de desarrollo de gays y lesbianas a menudo se informan períodos de dificultad en el reconocimiento de su homosexualidad, sea ante sí mismos o ante otros. Los niños y niñas que crecen y se revelan gays y lesbianas raramente reciben apoyo familiar para arreglárselas con sus prejuicios antihomosexuales. Por el contrario, ya desde la infancia (y esto los distingue de las minorías raciales y étnicas) las personas gays a menudo son sometidas a las actitudes antihomosexuales de sus propias familias y comunidades (Drescher et al., 2004).

Las actitudes antihomosexuales incluyen la homofobia (Weinberg, 1972), el heterosexismo (Herek, 1984), las condenaciones morales de la homosexualidad (Drescher, 1998) y la violencia antigay (Herek and Berrill, 1992). Las actividades de ocultamiento aprendidas en la infancia a menudo persisten en la adultez joven, la edad mediana e incluso la senectud, conduciendo a muchas personas gays así a esconder aspectos importantes de sí mismos.

Los individuos tapados [closeted] frecuentemente no pueden reconocer ante sí mismos, y muchísimo menos ante otros, sus sentimientos, atracciones y fantasías homoeróticas.

Su homosexualidad es tan inaceptable que debe ser mantenida fuera del alerta consciente y no puede ser integrada en la personalidad pública.

Consiguientemente, estos sentimientos debe ser disociados del y ocultos para que otros no los perciban.

Cuando se da el caso, si es que se da, de que los sentimientos y atracciones del mismo sexo ya no pueden ser mantenidos fuera de la conciencia, el individuo se vuelve homosexualmente autoconsciente. Los individuos a los que esto les sucede pueden reconocer algún aspecto de su homosexualidad ante sí mismos. Si bien las personas homosexualmente autoconscientes pueden tomar en consideración aceptar e integrar estos sentimientos en su personalidad pública, la aceptación no es un resultado predeterminado. Por ejemplo, un hombre homosexualmente autoconsciente que sea religioso puede elegir una vida célibe para evitar lo que, para él, sería la integración problemática de sus identidades religiosa y sexual.

Los individuos que o bien están conscientemente preparados para actuar a partir de sus sentimientos homoeróticos o para revelar su identidad homosexual a otros generalmente se definen a sí mismos como gays o lesbianas. Ser gay, en contraste a ser homosexualmente autoconsciente, es reclamar una identidad normativa. En otras palabras, definirse como gay generalmente requiere alguna medida de autoaceptación. Una persona gay puede elegir darse a conocer como tal [come out] ante la familia o las relaciones íntimas. Otro puede darse a conocer a personas que han conocido en la comunidad gay mientras siguen manteniendo su identidad gay separada del resto de sus vidas.

Otra identidad homosexual es el individuo no identificado como gay. Estas personas han experimentado la autoconciencia homosexual, pueden haber actuado a partir de estos sentimientos, y pueden incluso haber identificado una vez como gays o lesbianas. Sin embargo, estos individuos encuentran difícil, cuando no imposible, naturalizar sus atracciones y sentimientos del mismo sexo. Si bien reconocen sus sentimientos homosexuales, estos individuos rechazan esos sentimientos y, a pesar de las pocas probabilidades de éxito, pueden incluso buscar el cambio de su orientación sexual (Shidlo et al., 2001).

La clasificación arriba consignada de identidades homosexuales privilegia el rol de la autodefinición. Estas identidades no son mutuamente exclusivas; a menudo hay superposición entre ellas y diferentes motivaciones dentro de ellas. Están moldeadas por factores individuales y culturales. Consiguientemente, cuando los individuos se vuelven homosexualmente autoconscientes, hay una amplia gama de actitudes y respuestas sicosocialmente construidas que pueden desarrollarse hacia su propia homosexualidad. Por ejemplo, un hombre homosexualmente autoconsciente puede inicialmente identificarse a sí mismo como gay, pero después lamentar esa decisión y retornar a sus prácticas anteriores de ocultamiento. Otro puede elegir una identidad no gay, intentar una terapia de “conversión sexual”, pero más tarde decidir aceptar sus sentimientos homosexuales y darse a conocer.

Disociación

¿Qué mecanismos sicológicos facilitan separar la propia identidad sexual del resto de la persona de uno? El concepto de disociación de Sullivan (1956) puede ser iluminador, particularmente su aspecto más común: falta de atención selectiva. Un proceso ubicuo y no patológico que hace más manejable la vida, como sintonizar en una calle ruidosa para que no se oiga el ruido de fondo. Sin embargo, a través de la disociación del conocimiento sobre el yo que genera ansiedad se puede vivir una doble vida y, sin embargo, no ser conocido en algunos modos. Las presentaciones clínicas de las personas gays que no se dan a conocer pueden estar en cualquier parte de un continuo de gravedad que va de falta de atención selectiva (que se ve más comúnmente en el caso de los pacientes homosexualmente autoconscientes que están pensando en “la posibilidad” de que pudieran ser gays) a una disociación más severa (en la que cualquier insinuación e sentimientos del mismo sexo reside totalmente fuera del alerta consciente). Las formas más severas de Disociación se observan comúnmente en hombres casados que son homosexualmente autoconscientes pero que no se pueden permitir el pensamiento de ser gays (Roughton, 2002).

La Autoestima y el Ocultamiento de la Homosexualidad

Algunas personas que ocultan su homosexualidad pueden hablar reflexivamente sin revelar el género de la persona sobre la que están hablando o sin proveer ningún detalle con género de sus vidas personales. Sedgwick (1990) called “Ocultamiento de Homosexualidad”  [‘Closetedness’] a

una representación [performance] iniciada como tal por el acto de habla de un silencio, no de un silencio en particular,  sino del silencio que va acrecentando la particularidad por espasmos y arranques, en relación con el discurso que lo rodea y lo constituye diferencialmente.” Con ese fin, una persona gay puede evitar totalmente las referencias al género: “Salí anoche con una persona a la que vengo viendo durante las últimas semanas. Fuimos a ver una película en el barrio. Hablamos de la posibilidad de ir a la playa el próximo fin de semana.” Un heterosexual que escuchara estas palabras podría automáticamente presumir que se estaba hablando de una relación heterosexual.

Puede ser doloroso mantener aspectos significativos del yo ocultos o mantener aspectos del yo vigilantemente separados entre sí. El ocultamiento constante crea dificultades en apreciar con precisión las percepciones que otras personas tienen de uno mismo, así como reconocer las propias fortalezas. El impacto de la disociación en la autoestima también puede hacer difícil sentir que los logros reales de uno son reflejos de las propias capacidades. La transparencia, la invisibilidad, la pérdida de la propia voz, y estar atascado entre paredes u otras barreras son algunas de las expresiones usadas para describir la experiencia subjetiva del distanciamiento disociativo (Drescher, 1998).

El Ocultamiento de la Homosexualidad y el Matonaje Antigay [The Closet and Gay-Bashing]

Para algunos hombres gays, “Ocultarse y hacerse pasar por heterosexuales se vuelve un odio moral del yo que dura toda la vida; un laberinto de corrupciones, mentirillas y medias verdades que estropean las relaciones sociales en la familia y la amistad” (Herdt and Boxer, 1993). Hay muchos hombres gays que, antes de darse a conocer, fueron o bien “atrapagays” “gay-baiters” o “mataputos” [“gay-bashers”] ellos mismos.

Atacar a quienes se percibe como gays desempeña varias funciones. Un estudio de plecistomografía penil indicó que los hombres con Fuertes creencias antihomosexuales en realidad tenían patrones de excitación homosexual significativos (Adams et al., 1996). Los fuertes sentimientos antihomosexuales pueden representar un esfuerzo para controlar las percepciones de la propia identidad personal de un mataputos [gay-basher]. Esto puede traducirse como “Si ataco a los gays, nadie pensará que yo soy gay.”

Los sicoanalistas llaman a esta defensa “identificación con el agresor” Freud, 1966). Puede representar esfuerzos intrasíquicos para mantener una distancia sicológica de los propios sentimientos homoeróticos. En otras palabras, es un esfuerzo de fortalecer las tendencias disociativas.

Darse a Conocer [Coming Out]

Darse a conocer [coming out] puede bien ser la experiencia cultural más compartida que define la moderna identidad gay. Históricamente, la expresión era una referencia irónica a las  debutantes “que hacían su presentación en sociedad [coming out into society]” (Chauncey, 1994). En uso contemporáneo, “salir del armario” [“coming out of the closet”] significa contarle a otra persona que uno es gay.

Años pasados en el ocultamiento [“en el armario”, in the closet] pueden transformar a la perspectiva de revelarse en una experiencia cargada de emociones. Sin embargo, el proceso no consta solamente de revelarse uno mismo ante otros; al darse a conocer [coming out], las personas gays integran lo mejor que pueden los aspectos disociados del yo. Herdt y Boxer (1993) clasificaron el darse a conocer [coming out] como un proceso de pasaje ritual que requiere una persona gay para 1) desaprender los principios de la heterosexualidad natural o esencialista; 2) desaprender los estereotipos de la homosexualidad; y 3) aprender los modos de la cultura gay y lesbiana en la que están entrando. Finalmente, como las personas gays deben decidir día a día si se revelan y ante quién se revelarán, el darse a conocer es un proceso que nunca termina.

“Asumirse” [“Darse a conocer ante uno mismo”= Coming out to oneself] es una experiencia subjetiva de reconocimiento interno. Es un momento que a veces está cargado con excitación y otras veces está cargado de temblor temeroso. Es una comprensión de que los sentimientos o deseos previamente inaceptables son parte del propio yo. Es, en parte, un proceso verbal: poner en palabras sentimientos e ideas previamente no articulados.

Es una recaptura de experiencias de las que se ha renegado.

Asumirse [Coming out to oneself] puede preceder a cualquier contacto sexual. A veces, el momento de asumirse es sexualmente excitante. Algunas personas gays lo describen como un interruptor que se pone en encendido [a switch being turned on]. “Llegar a casa” [“Coming home”] o “descubrir quién era yo en realidad”  son expresiones con las cuales las personas gays frecuentemente describen el momento de asumirse [coming out to themselves]. En el lenguaje de Winnicott (1965), puede ser experimentado como un momento en el que hacen contacto con sus verdaderos yoes.

Asumirse [Coming out to oneself] puede ser seguido por contarle a otros [revelarse ante otros=coming out to others]. Tales revelaciones no siempre son recibidas con entusiasmo, y el miedo del rechazo a menudo juega un rol significativo en la decisión de una persona gay sobre a quién decirle o si hay que contar [to come out]. Para aquellos que no pueden darse a conocer en sus ciudades natales, mudarse a otra ciudad ofrece oportunidades de darse a conocer entre extraños. Puede ser embriagadoramente liberador darse a conocer en lugares nuevos y lejanos donde uno no es conocido ni para familia ni para amigos. Después de llevar a cabo una tal decisión, las personas gays pueden cortar completamente (y quizás disociativamente) las relaciones con sus vidas pasadas.

El Rol del Terapeuta

El reconocimiento y respeto que un terapeuta tenga de las diferencias individuales permite posibilidades múltiples en el proceso de darse a conocer. No hay un modo único de asumirse, hecho que a veces es pasado por alto por terapeutas bienintencionados que intentan afirmar la Homosexualidad de un paciente. Cada situación de asumirse puede estar asociada con ansiedad, con alivio o con los dos.

Como se ha afirmado previamente, ser gay, en contraste con estar homosexualmente consciente de uno mismo, es reclamar una identidad normativa. Desde esta perspectiva, asumirse es integrativo y a menudo sirve para afirmar el sentimiento de valor de sí de un paciente. Es un prerrequisito de este trabajo que los terapeutas sean capaces de aceptar la homosexualidad de sus pacientes como una variación normal de la sexualidad humana, y que también valoren y respeten los sentimientos y conductas del mismo sexo (Drescher, 1998).

Un terapeuta que tiene fluidez en conocimiento de los significados de darse a conocer ante los demás o ante uno mismo puede señalar tanto obstáculos como inhibiciones del proceso. Sin embargo, los pacientes pueden oír la fluidez de sus terapeutas como un aliento tácito que signifique “apúrese y asúmase,” e incluso llegan a reprocharle al terapeuta por lo que perciben como esfuerzos para forzar un movimiento en esa dirección. Los terapeutas necesitan estar alertas al hecho de que pueden ser escuchados de ese modo y tratar ese hecho como grano para su molino terapéutico.

Los terapeutas deben reconocer que las luchas del paciente por definirse a sí mismos son el foco terapéutico más importante, y que este foco no es la lucha típica de los que reclaman una identidad heterosexual. Los pacientes gays se enfrentan a un conjunto íntegro de decisiones nada parecidas a lo que enfrentan los heterosexuales. Ocultar la propia sexualidad de uno mismo depende de defensas disociativas, en tanto que asumirse mantiene la posibilidad de integración sicológica. Un valor implícito de la sicoterapia es que la integración es más significativa sicológicamente que la disociación. Consiguientemente, los terapeutas no pueden ser neutrales sobre asumirse ante el propio yo [coming out to the self].

Darse a conocer a otros puede estar plagado de peligro. La necesidad de esconder la propia sexualidad puede estar basada en preocupaciones razonables, como en el caso de los hombres gays y las mujeres lesbianas que están prestando servicio en las fuerzas armadas. Un  Terapeuta no sería nada prudente si aconsejara a un paciente que se asumiera dándose a conocer sin saber las actitudes y opiniones del objeto presunto de la revelación del paciente. Un terapeuta no puede predecir plenamente las consecuencias de tal revelación en la relación de esas dos personas.

Es necesario decir otra vez que asumirse ante otros necesita ser enfocado de un modo que reconozca las diferencias individuales.

Las actitudes internalizadas antihomosexuales a menudo son rígidas y desdeñosas del compromiso o “relativismo.” El sistema dogmático de creencias de un paciente puede no reconocer el concepto de desacuerdo respetuoso. Sin embargo, la exploración de tales absolutos morales internalizados y las identificaciones de las que surgen requiere tacto terapéutico. Algunos pacientes pueden intentar resolver los conflictos internos que les causa ser gays prestando atención selectivamente a sus identificaciones antihsomosexuales. Incapaces de tolerar sentimientos conflictivos sobre la homosexualidad, estos pacientes en lugar de ello se dicen a sí mismo de modo poco convincente, “Ser gay está bien [It is OK to be gay].” Este abordaje revierte los sentimientos e identificaciones de una identidad de sexualidad oculta [closeted identity]. En la subjetividad de este último, la heterosexualidad es idealizada y la Homosexualidad disociada. Después de asumirse, ser gay es idealizado en tanto que los sentimientos de desaprobación son negados.  El retén [holding] terapéutico implica ser capaz de contener ambos lados (Winnicott, 1986).

Cuando los pacientes gays entienden sus propias actitudes antihomosexuales (y las defensas contra ellas) tienen una visión más amplia de sí mismos. A medida que los pacientes se sienten más cómodos consigo mismos, pueden comenzar a sentirse más cómodos con los otros. No solamente esto alienta la autoconciencia, aumenta la autoestima y realza la calidad de las relaciones, sino que ayuda a que un paciente determine con mayor precisión las implicaciones de darse a conocer ante sí mismo y los demás [implications of coming out]. Si un paciente decide asumirse, la decisión necesita ser cuidadosamente explorada.

De modo inverso, lo mismo es verdad si un paciente decide no asumirse.

Dado el estigma social, la severidad de las actitudes antihomosexuales en la cultura y las dificultades asociadas con revelar la propia identidad sexual, ¿por qué debería una persona gay ni siquiera pensar en darse a conocer? “La mayor parte de las veces darse a conocer involucra elecciones sobre cómo manejar los momentos de conversación común y cotidiana” (Magee and Miller, 1995). Además, asumirse ofrece a las personas gays la posibilidad de integrar una gama más amplia de afectos previamente divididos, no solamente sus sentimientos sexuales (Drescher et al., 2003).

La mayor facilidad de expresarse a sí mismos, tanto frente a sí como ante otros, puede conducir a un enorme enriquecimiento de su trabajo y relaciones. Para muchos, tales actividades constituyen una definición razonable de salud mental.

Referencias

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