Williamson 1999 Homofobia internalizada y salud

HEALTH EDUCATION RESEARCH Theory & Practice Vol.15 no. l  2000  Pages 97-107

CRITICAL REVIEW

 

Homofobia Internalizada y Temas de Salud que Afectan a Lesbianas y Hombres Gays

El término ‘homofobia internalizada’ ha sido usado en todo este artículo para representar los pensamientos y sentimientos negativos y de desasosiego experimentados por lesbianas y hombres gays sobre su sexualidad, los que son atribuidos a experiencias de heterosexismo y victimización culturales.

Iain R. Williamson

School of Behavioural Studies, Nene University College Northampton, Park Campos, Boughton Green Road, Northampton NN2 7 AL, UK

Received September 17, 1998; accepted March 10, 1999

Resumen

Este paper investiga el concepto de homofobia internalizada tanto en la teoría como en la investigación relativa a la salud gay y lésbica. Ofrece una reseña contemporánea y crítica de la investigación en esta área, y discute un conjunto de descubrimientos recientes relativos a una gama de temas de salud que incluyen VIH y SIDA. Si bien el concepto tiene resonancia para hombres gays y lesbianas, y se usa ampliamente en intervenciones ‘afirmativas gay y lésbicas’, el paper demuestra que los descubrimientos de la investigación han sido equívocos y que el término a menudo se usa sin plena consideración de sus consecuencias sociopolíticas. El paper saca como conclusión que el concepto sí tiene un valioso rol para jugar en el trabajo de promoción de salud en lesbianas y hombres gays, pero invita a una discusión y examen en profundidad del constructo.

Observaciones introductorias

Este paper apunta a presentar tanto una visión general como una evaluación crítica de la utilidad del concepto de homofobia internalizada[1] para explicar las dificultades de salud que afectan a las lesbianas y los hombres gays. Una variedad de científicos sociales gays y lésbicos han argumentado que la homofobia internalizada tiene un papel central como factor predisponente y de perpetuación en varios aspectos de la mala salud, y que puede afectar tanto la progresión de la enfermedad como los procesos de toma de decisiones relativas a la salud con efecto significativo en la prevención de dolencias tales como la infección de VIH. Sin embargo, una cantidad de teóricos han argumentado que la homofobia internalizada es usada frecuentemente de modo acrítico en relación con su conceptualización y operacionalización, y que tampoco se le presta la debida atención a sus consecuencias sociopolíticas (i.e. a repatologizar al individuo ‘enfermo’ gay o lésbico y desviar el foco de la atención apartándolo de los temas más sobresalientes del heterosexismo cultural e institucionalizado). Mi propósito es proveer una síntesis que examine la investigación sugiriendo una relación importante entre salud y homofobia internalizada, a la vez que reconstruyendo el concepto y ofreciendo una discusión de los efectos potenciales sobre las comunidades gay y lésbica en la sociedad británica contemporánea.

Definición de prejuicio antigay y lésbico y su internalización

Ha habido una considerable discusión dentro de los círculos académicos gay y lésbicos sobre cómo conceptualizar mejor la naturaleza del prejuicio antigay y antilésbico. Si bien el término ‘homofobia’[2] es muy ampliamente usado dentro de la sociedad británica, parece haber un consenso entre académicos queer[3] en el sentido de que el término de muchos modos es de poca ayuda e impreciso, por una variedad de razones. Éstas incluyen el énfasis sobre el componente afectivo (miedo) del prejuicio, a expensas de las cogniciones antigays y lésbicas, la contextualización del prejuicio dentro del individuo, y no en la sociedad y sus estructuras.[4] Las alternativas que se han sugerido incluyen ‘homonegativismo’ (Hudson y Ricketts,’ 1980), que es un constructo multidimensional que se concentra más claramente en la creencia y los sistemas de valor de los individuos prejuiciados, y el ‘heterosexismo’, que ahora figura ampliamente en la literatura gay y lésbica, y que se refiere a una creencia subyacente de que la heterosexualidad es la forma  natural / normal / aceptable o superior de la sexualidad.

En común con la investigación sobre otras formas de prejuicio,[5] muchos individuos dentro de las comunidades gays y lésbica pueden internalizar aspectos significativos de la experiencia del prejuicio dentro de una sociedad heterosexista. Este proceso es consistente con la teoría de Allport (Allport, 1954) de los ‘rasgos debidos a la victimización’. Argumenta que los individuos estigmatizados se involucran en reacciones defensivas como resultado del prejuicio que experimentan. Estos mecanismos pueden ser extrovertidos, incluyendo preocupación exagerada y obsesiva con la característica estigmatizada, y / o introvertidos, lo que incluye la autodenigración y la identificación con el agresor. El segundo de estos mecanismos se iguala más prestamente con las comprensiones contemporáneas de la homofobia internalizada. Muchos escritores creen que ésta es un relato o consecuencia inevitable porque todos los niños y niñas están expuestos a normas heterosexistas, y la investigación sugiere que la mayoría de los hombres gays y lesbianas adoptan actitudes negativas hacia (su) homosexualidad tempranamente en sus historias de desarrollo (Isay, 1989; Davies, 1996). A pesar de la ambivalencia en amplia escala de los académicos y sicoterapeutas gay-afirmativos en relación con el término ‘homofobia’, el concepto de  ‘homofobia intemalizada’ es ampliamente citado en la mayoría de los escritos sobre este tema, quizás porque es más fácilmente entendido por los clientes dentro del medio terapéutico.[6] Se han sugerido una cantidad de definiciones de homofobia internalizada.  Meyer y Dean [(Meyer y Dean, 1998), p. 161] ofrecen ‘el direccionamiento por parte de la persona gay de las actitudes sociales negativas hacia el yo, lo que conduce a una devaluación del yo y a conflictos internos resultantes y a pobre autoconsideración [se1f-regard]’. En tanto que Locke [(Locke, 1998), p. 202] sugiere ‘el odio contra uno mismo que se produce como resultado de ser socialmente estigmatizado’.

Plumer [(Plumer, 1996), p. 89] también pone de relieve el impacto del estigma sobre una identidad en desarrollo: ‘La conciencia del estigma que rodea a la homosexualidad conduce a que la experiencia se vuelva extremadamente negativa: vergüenza y secreto, silencio y autoconciencia, una fuerte sensación de ser diferente –y de ser desagradablemente diferente- invade la conciencia’.

El término ha llegado a ser ampliamente usado dentro de los estudios gays y lésbicos, especialmente dentro de los modelos sicoterapéuticos afirmativos de lo gay, que comprensiblemente colocan típicamente el concepto en el centro de las explicaciones e intervenciones en torno de temas de salud mental a los que se enfrentan lesbianas y gays. Como concepto la idea de la homofobia internalizada toca un punto álgido dentro de casi todos los hombres gays y las lesbianas, y una cantidad de piezas contemporáneas de investigación cualitativa proveen evidencia de narrativas consistentes y coherentes del fenómeno (Stokes and Peterson, 1998). Los participantes del estudio etnográfico de Cody y Welch de los hombres gays rurales frecuentemente hablaban de haber experimentado intensos sentimientos de vergüenza y culpa. Un participante había creído ‘yo era la corporizaciòn de todas las cosas desagradables que se han dicho de las personas gays’ [(Cody y Welch, 1997), p. 60]. Sin embargo, la homofobia internalizada no ha probado ser un concepto tan fácil de validar y operacionalizar como un concepto teórico y orientado a la investigación aceptable, particularmente para investigaciones mayores y orientadas cuantitativamente. Wagner el al. [(Wagner el al., 1994), pp. 91-92] también discuten la falta de precisión y confiabilidad que a menudo ha acompañado a la investigación en esta área. ‘La homofobia internalizada en cuanto fenómeno sicológico ha atraído poca investigación sistemática a pesar de su impacto destructivo en la salud mental de la comunidad gay… Como resultado se sabe poco de lo que predice o preclude la homofobia internalizada.’

Validación y medición de la homofobia internalizada

Como Shidlo arguye en su artículo seminal sobre los temas conceptuales y empíricos de la medición de la homofobia internalizada [(Shidlo, 1994), p.176], ‘el constructo… puede servir como un concepto organizador central de una sicología afirmativa gay y lésbica’.

Shidlo sugiere una cantidad de razones fundamentales para la significación del constructo que incluyen el papel jugado por la homofobia internalizada en la zozobra sicológica de gays y lesbianas, y la internalización del prejuicio antigay y lésbico como evento de desarrollo que es esencial para comprender los modelos de las identidades lesbianas y gays en desarrollo. La homofobia internalizada, arguye [(Shidlo, 1994), p. 177], ‘puede ser un constructo heurístico que organiza factores únicos y propios de lesbianas y hombres gays en las áreas de desarrollo, sicopatología, sicoterapia y prevención’. Shidlo también argumenta que la generación de escalas sicométricamente eficientes para medir los niveles de homofobia internalizada son útiles para examinar la extensión (y dominios) del prejuicio internalizado, y por lo tanto para determinar potencialmente el riesgo para el individuo y para evaluar el éxito de las intervenciones terapéuticas o preventivas.

Pocos académicos gays y lésbicos, terapeutas o profesionales de la salud discutirían la importancia de la homofobia internalizada. A decir verdad, existe una cantidad de modelos valiosos y sofisticados que esbozan coherentemente los mecanismos y consecuencias potenciales de la internalización de opresión antilésbica y antigay [e.g. (Bremner y Hillin. 1993)]. Sin embargo, si se aborda desde una perspectiva más terca y descreída y basada en lo empírico, la conceptualización y operacionalización de la homonegatividad internalizada es menos satisfactoria. Tradicionalmente, la homofobia internalizada fue igualada con la forma egodistónica[7] de ser lesbiana o gay y la investigación típicamente incluía solamente uno o dos ítem que permitían que los participantes expresaran su grado de satisfacción en relación con su sexualidad. Se ha producido una cantidad de modelos más sofisticados durante los últimos 25 años. Los dos más ampliamente citados en la investigación son los de Martin y Dean (Martin y Dean, 1987) que desarrollaron una escala de nueve ítem para participantes gays varones basados en los criterios de homosexualidad egodistónica cuando fue incluida por última vez en el DSM-III de la APA (American Psychiatric Association, 1980) y la escala de Nungesser (Nungesser, 1983).

El Instrumento de Actitudes a la Homosexualidad de Nungesser [Homosexuality Attitudes Instrument] (NHAI) es más largo, y comprende tres subescalas que son actitudes hacia la propia sexualidad, actitudes hacia la homosexualidad per se y una escala de comportamiento abierto [disclosure] que mide el grado de comodidad con el hecho de que otros conozcan la sexualidad gay o Lesbica de uno. Shidlo (Shildo, 1994) ha revisado el NHAI, sacando o cambiando los ítem menos válidos o más ambiguos y agregando una cantidad de ítem nuevos a una de las escalas existentes. También sugiere una escala opcional extra de 15 ítems que mide la homonegatividad internalizada en relación con los temas que rodean al VIH y al SIDA. Wagner el al. (Wagner el al., 1994) también combinaron nueve ítems del NHAI con 11 nuevos ítem para formar su Escala de Homofobia Internalizada [Internalized Homophobia Scale].

Del NHAI se ha demostrado que tiene validez convergente con la escala de Martin y Dean (0.59, N = 159, P < 0.0l) en un estudio de Sbordone (Sbordone, 1993) que usó una muestra de padres gays. Por lo demás, la investigación de Shidlo (Shidlo, 1987) usando una muestra de 59 encontró relaciones significativas con mediciones de una gama de conceptos relacionados incluyendo la autoestima (-0.59, P < 0.0l), depresión (0.37, P < 0.01), estabilidad del yo (-0.35, P < 0.01) y soledad (0.62, P < 0.001).[8]8 Sin embargo, la investigación reciente usando la versión modificada por Shidlo del NHAI y la ampliamente usada escala de Autoestima de Rosenberg (Rosenberg, 1965) con una muestra comunitaria de hombres gays británicos no encontró relación entre los dos conjuntos de puntajes (-0.05, N = 127, P = no-significativo) (Williamson, 1999). Este estudio también encontró resultados mezclados para la confiabilidad interna de las tres subescalas del test. Las actitudes hacia la propia sexualidad y las subescalas de darse a conocer [disclosure] produjeron valores alfa de Cronbach significativos de 0.68 y 0.76, respectivamente, pero la medición de actitudes hacia la homosexualidad generó un puntaje de solamente 0.07. Posteriores análisis de respuestas a ítems de esta subescala pueden identificar ciertos ítem ‘pícaros’ que podrían ser sacados, aunque tales inconsistencias pueden hasta cierto grado representar con precisión parte de la ambivalencia y las inconsistencias experimentadas por algunos individuos gays y lésbicos, particularmente a medida que ‘se abren camino a través’ de su homofobia internalizada.

Una escala más reciente para medir la homofobia internalizada entre hombres gays ha sido desarrollada por Ross y Rosser (Ross y Rosser, 1996), y sugiere cuatro dimensiones para el constructo: identificación pública en cuanto a ser gay, percepción del estigma asociado con ser gay, grado de ‘comodidad social’ con otros hombres gays y creencias relativas a la aceptabilidad moral o religiosa de la homosexualidad. Ross y Rosser (Ross y Rosser, 1996) informan una serie de asociaciones significativas para los participantes varones entre los puntajes de la escala y una variedad de otras mediciones que se relacionan potencialmente con un ajuste saludable de la identidad gay. Éstas incluyen la afiliación a grupos de comunidad gay, satisfacción y duración de la relación, y apertura [disclosure] en las vidas personales y laborales. La validez predictiva de las escalas de identificación pública y de comodidad social parece ser considerablemente más fuerte que para las otras dos. En general esta escala parece ser promisoria, pero es claro que necesita un testeo más riguroso y profundo en relación con la demostración más plena de credibilidad sicométrica.

Quizás en parte porque la investigación con lesbianas ha adoptado típicamente un paradigma feminista / cualitativo, parecen no existir escalas que hayan sido desarrolladas para mujeres y usadas ampliadas con participantes mujeres. En general, las escalas han sido validadas en hombres y típicamente incluyen ítems que están dirigidos hacia la experiencia de hombres blancos gays y urbanizados que pueden no reflejan adecuadamente las experiencias heterogéneas de ser gay o lesbiana.

Por lo demás, establecer estas mediciones y operacionalizar la homofobia internalizada ha demostrado ser algo difícil, a causa de la considerable superposición con otros conceptos relevantes (e.g. otros aspectos de la autoestima), y tradicionalmente una falta de diferenciación clara entre la homofobia internalizada misma y ciertas consecuencias intrasíquicas o comportamentales (e.g. dificultades de intimidad, depresión, etc.). No hay consenso claro sobre los aspectos más salientes de la homofobia y puede también haber problemas con las escalas que sugieren que la incomodidad relativa a la manifestación pública [disclosure] es una medida válida de la homofobia internalizada. Si bien el  ‘coming out’ [darse a conocer] es convincentemente el proceso más sobresaliente y poderoso de desarrollo de una identidad gay y lesbiana bien integrada,[9] y un indicador válido de homofobia internalizada reducida, hay una literatura considerable que documenta el ambiente hostil dentro del cual muchos individuos se dan a conocer [disclose], y la prevalencia continuada de victimización y violencia antilésbica y antigay. (Herek y Berrill, 1992). En estas circunstancias elegir no hacer manifestación explícita [not to come out] puede hasta cierto grado representar un proceso adaptativo. Esto es especialmente verdad para aquellos que están en áreas aisladas donde hay poca o ninguna infraestructura social gay y lésbica afirmativa, y para aquellos que están en familias y comunidades altamente homofóbicas.

Por lo tanto parecería que si bien estas escalas son claramente de valor e interés potencial para los sicólogos de salud y clínicos, sigue siendo altamente cuestionable hasta qué punto cualquiera de las escalas puede ser considerada suficientemente robusta en lo sicométrico y universalmente aplicable para un respaldo sin condicionamientos.

Sin embargo, el desarrollo de estas escala permite la medición de la homofobia internalizada, y para los científicos sociales se vuelve posible llevar a cabo análisis cuantitativos que se agreguen a las dimensiones cualitativas de la determinación de su rol en la explicación y prevención de dificultades de salud.

Homofobia internalizada como ‘estrés de minoría’

Un desarrollo reciente en esta área ha sido conceptualizar la homofobia como un componente del estrés de minoría. Siguiendo el trabajo de Brooks (Brooks, 1981) que conceptualiza el estrés de minoría como un estrés sicosocial que se deriva de ser miembro de un grupo de minoría de bajo estatus, los estudios de Meyer (Meyer, 1995) con hombres gays y de DiPlacido (DiPlacido, 1998) con lesbianas han descubierto que éste es un paradigma útil para el estudio de la homofobia internalizada y su relación con aspectos de la mala salud. En un relato detallado y articulado, Meyer (Meyer, 1995) desarrolla la conceptualización del estrés de minoría dentro de un discurso del estrés social, construido a partir de aspectos de las teorías del conflicto y la reacción social y los procesos interaccionistas de comparación social y simbólica. Arguye, ‘el estrés de minoría surge no solamente de los eventos negativos sino de la totalidad de la experiencia de la persona de minoría en la sociedad dominante. En el centro de esta experiencia está la incongruencia entre la cultura, necesidades y experiencia de la persona perteneciente a la minoría, y las estructuras sociales’ [(Meyer, 1995), p. 35]. En el modelo de Meyer, la homofobia internalizada representa uno (aunque ‘el más insidioso’) de los tres aspectos del estrés de minoría y fue operacionalizado a través del uso de la escala de Martin y Dean descrita más arriba. Las otras dimensiones del estrés de minoría son el estigma percibido y la experiencia de lo que él llama ‘eventos de prejuicio’. Meyer argumenta que cada uno de estos tres aspectos causa impacto significativo sobre el ajuste sicológico, pero que hay también una interacción que compone lo que él llama los ‘efectos sicológicamente lastimadores’. Meyer provee evidencia de su teoría con un estudio de gran escala de 741 hombres gay en Nueva York reclutados a través de una combinación de técnicas de muestreo de red y de bola de nieve.[10] Usando análisis de regresión múltiple y controlando las variables potencialmente causantes de confusión, Meyer encontró una relación significativa entre la homofobia internalizada y cinco mediciones de zozobra sicológica. Éstas fueron la desmoralización, la culpa, las dificultades sexuales, el suicidio (ideación y / o conducta) y respuesta de estrés traumático relativo al SIDA. Este último incluye mediciones de una gama de síntomas de zozobra relativos a los efectos del impacto del SIDA en la comunidad gay, e incluye ítem sobre el funcionamiento diario, la preocupación y las pesadillas. Meyer descubrió que en tanto que el estigma y la experiencia del prejuicio también estaban significativamente relacionados con la mayoría de las mediciones de zozobra, la homofobia internalizada era confiablemente el predictor más poderoso.

La investigación de DiPlacido sobre estrés de minoría también subraya el rol de la homofobia internalizada pero su investigación actualmente en marcha es de muchos modos muy diferente de la de Meyer.[11] El estudio involucra una muestra más pequeña de lesbianas con un número significativo (41 %) que se describe a sí mismas como ‘al menos la mitad o más en el armario [halfway or more in the closet]’. Nuevamente se informa una relación significativa entre la homofobia internalizada (medida usando el NHAI) y aspectos sobresalientes del funcionamiento sicológico, e.g. se encontraron correlaciones positivas entre afecto negativo y consumo de alcohol. También la depresión se correlacionó significativamente con la subescala de manifestación explícita [disclosure subscale] del NHAI. Solamente será posible proveer un análisis detallado cuando los resultados de la encuesta estén completos. (DiPlacido apunta a proveer datos de una muestra más heterogénea de 500 lesbianas dentro del área de New York.) Desde una perspectiva de estrés de minoría, se considera que las lesbianas experimentan una estigmatización dual (o múltiple para lesbianas de grupos étnicos minoritarios) (i.e. como mujeres y como homosexuales) con efectos potencialmente mayores de opresión internalizada. Es también importante considerar el rol significativo del VIH y el SIDA en relación con el discurso contemporáneo sobre la sexualidad gay, y cómo esto puede haber servido para reforzar la invisibilidad lésbica y trivializar los temas de salud lésbica.[12] En relación con la homofobia internalizada la investigación más reciente ha profundizado en su rol potencial en varios estadios de las experiencias y comportamientos de salud de los hombres gays, en particular con las relativas al V IH y al SIDA.

Homofobia internalizada y VIH

Considerables cantidades de investigación han indagado en el rol de la homofobia internalizada dentro de los procesos de VIH. Éstos pueden ser en gran medida reducidos a tres áreas: -prevención de VIH y procesos de toma de decisión en sexo más seguro, estrategias de supervivencia [doping strategies] de hombres gays seropositivos, y si la homofobia internalizada tiene algún efecto sobre la progresión viral.

Una relación entre la homofobia internalizada y los actos sexuales más riesgosos parece lógica por una cantidad de razones. Los hombres gays homonegativos tienen menos probabilidad de estar afiliados a la comunidad gay y por lo tanto pueden tener menos acceso a información y recursos de sexo más seguro. Por lo demás, la homonegatividad se correlaciona con la autoestima más baja que puede minar el deseo del individuo de mantenerse a salvo. Finalmente, algunos estudios han sugerido que los niveles mayores de homonegatividad pueden estar relacionados con el mayor uso de sustancias y consumo de alcohol (e.g. Finnegan y Cook, 1984, Glaus, 1988; Meyer y Dean, 1995) lo que puede dañar los procesos de toma de decisiones.

A pesar del ampliamente difundido conocimiento sobre los riesgos de la transmisión de VIH, especialmente a través de relación sexual anal receptiva sin protección con parejas múltiples, las tasas de sexo anal sin preservativos siguen estando sorprendentemente altas. Davies et al. (Davies et al., 1993) pidió a los participantes que disfrutaban del sexo anal receptivo que explicaran por qué. Un pequeño grupo de respondientes explicó que ayudaba a reafirmar su identidad gay. Es posible que esto pueda aplicarse en una medida mayor a hombres gays homonegativos cuya identidad sexual pueda ser más frágil. En otro estudio cualitativo, Gold et al. (Gold et al., 1994) descubrieron que el escapismo es otro factor motivante para involucrarse en relación sexual anal (sin protección). Puede ser que los hombres gays homonegativos sientan una necesidad mayor de escapismo que los hombres gays egosintónicos[13].

Resulta interesante que a pesar de una gama de explicaciones teóricas potenciales de una relación entre la homofobia internalizada y el uso reducido del condón, las correlaciones de los estudios hayan típicamente sido débiles o inconsistentes. (Sandfort, 1995). Kippax et al. (Kippax et al., 1993) en su estudio de 535 hombres gays australianos, descubrió que dos mediciones de apego a la comunidad gay (involucramiento social con otros hombres gays e involucramiento con la comunidad gay) eran predictores de involucrarse en prácticas de sexo seguro. Shidlo (Shidlo, 1994) no encontró relación entre homofobia internalizada e involucrarse en sexo anal sin condones, en tanto que Meyer y Dean (Meyer y Dean, 1995) encontraron un pequeño subgrupo de hombres gays (6%) que parecían ser cualitativamente diferentes del resto de la muestra y que informaban muy altos niveles de homofobia internalizada, uso de sustancias y participación en actos de alto riesgo. Una relación entre las dos variables podría no afectar igualmente a todos los hombres gays, pero debe ejercitarse la cautela antes de que se saque la conclusión de que no existe relación entre homonegatividad y sexo de alto riesgo. Como lo sugieren Meyer y Dean (Meyer y Dean, 1998), pueden interactuar con estos procesos otras variables, como las dificultades sexuales y los temas de intimidad. Por lo demás, las técnicas de muestreo usadas en estudios como éstos probablemente usarán redes gay afirmativas, lugares de reunión comerciales y centros comunitarios, y tienen una posibilidad mínima de reclutar números razonables de hombres gays más tapados [more closeted gay men] que se sienten alienados de las comunidades gays organizadas.

Otra investigación ha indagado en los hombres seropositivos y cómo la homofobia internalizada podría ejercer impacto sobre la selección y éxito de las estrategias para arreglárselas mejor [coping].

Nicholson y Long {Nicholson y Long, 1990) en un estudio de 89 hombres gays seropositivos correlacionó los puntajes en la NHAI y una versión modificada de la Escala de Modos de Arreglárselas de Foikman et al. (Folkman et al., 1986). La alta homonegatividad estuvo significativamente relacionada con estrategias de sobrevivencia [coping: de arreglárselas] por evitación como la resignación o la negación, en tanto que una baja negatividad predecía estrategias comportamentales para  arreglárselas, activas o proactivas, tales como resolución de problemas y búsqueda de recursos. Como parte de un estudio longitudinal en el Estado de Nueva York, Wagner et al. (Wagner et al., 1996) les pidieron a una muestra de hombres gays que llenaran una batería de instrumentos, incluyendo una versión modificada de NRAI, la versión de Lazarus y Folkman (Lazarus y Folkman, 1984) de la escala de Modos de Arreglárselas y una cantidad de mediciones de zozobra sicológica.

Los participantes[14] completaron estas escalas dos veces, al comienzo y fin de un período de 2 años con una muestra de línea de base de 142 y una muestra de seguimiento de 97. [15]. La homofobia internalizada significativamente se correlacionó con todas las mediciones de zozobra autoinformada (incluyendo ansiedad, depresión y desmoralización) tanto en la línea de base como en el seguimiento. Sin embargo, análisis más detallados demostraron que una correlación significativa entre la homofobia internalizada de línea de base y la zozobra del seguimiento se encontró solamente entre los participantes seropositivos asintomáticos. Los resultados relativos a la homofobia y al estilo de arreglárselas mejor  [coping style] no fueron tan claros como se había anticipado. ‘Las correlaciones fueron débiles e inconsistentes y la homofobia internalizada no predijo ni la estrategia de arreglárselas por evitación o de modo proactivo [avoidant or proactive coping] en los análisis de regresión’ [(Wagner et al., 1996), p. 103]. El estudio de Wagner et al. también testeó si había una relación entre la homofobia internalizada y el estado y progresión de la enfermedad. Una cantidad de teóricos han sugeridos que la notificación de estatus seropositivo o diagnosis de SIDA podía desencadenar una reemergencia de sentimientos de homonegatividad residual, especialmente en hombres gays que son SIDAfóbicos o demuestran una sexualidad gay egodistónica (Ross y Rosser, 1996). Igualmente, debería ser anticipado que la homofobia internalizada y los sentimientos relacionados de zozobra podrían tener impacto sobre las mediciones sicológicas de inmunosupresión tales como el conteo de células CD4. Ninguna de estas hipótesis pudo obtener apoyo aunque se advirtió que la muestra usada era significativamente sesgada, con participantes que demostraban típicamente altos niveles de resiliencia y bajos niveles de homonegatividad. Esto nuevamente lleva la atención hacia la dificultad de reclutar muestras verdaderamente representativas para la investigación relativa a la salud en hombres gays (y lesbianas) (Harry, 1986; Sell y Petrulio, 1996).

La investigación que involucra VIH y SIDA representa el cuerpo más grande de conocimiento para testear la relación entre las conceptualizaciones y mediciones de la homofobia internalizada y la enfermedad., La investigación producida ha tenido resultados más bien mezclados, que sugieren que el concepto puede tener algún valor empírico y validez predictiva, pero los niveles relativamente pobres de confiabilidad y replicabilidad en los estudios, incluso dando lugar a las dificultades de las estrategias de muestreo, deberían aconsejar cautela a quienes empleen este constructo en su investigación.

Homofobia Internalizada y otros temas de salud

Algunos de los efectos potenciales de la homofobia internalizada sobre el afecto y el ajuste sicológico en general han sido presentados más arriba. Una cantidad de otros estudios también han sugerido que la homofobia internalizada puede ser un antecedente válido de una gama de problemas sicológicos. Un área que ha atraído interés particular es la de los comportamientos autolastimantes incluyendo el abuso de sustancias, los desórdenes del comer, la automutilación y la suicidalidad. Una cantidad de estudios ha  demostrado la vulnerabilidad incrementada de las lesbianas y hombres gays jóvenes al suicidio en forma general (Remafedi el al., 1991), y la investigación de Rofes (Rofes, 1983) entre otros sugiere que la homonegatividad internalizada puede explicar las diferencias dentro de las mismas comunidades gay y lesbiana. Hammelman (Hammelman, 1993) encontró que las lesbianas y los hombres gays jóvenes estaban en mayor riesgo de intento de suicidio si descubrían su preferencia por el mismo sexo tempranamente en la adolescencia, experimentaban reacciones negativas a su “darse a conocer” de parte de otros significativos, experimentaban victimización orientada por la sexualidad, y usaban drogas y alcohol para resistir mejor a las problemas relativos a su identidad gay o lesbiana. Todos estos resultados son consistentes con la hipótesis de la homofobia internalizada. Los adolescentes que descubren y revelan su sexualidad antes pueden estar más aislados, imbuidos cognitivamente dentro de normas y valores heterosexistas, y tener menos acceso a organizaciones e individuos afirmativos de lo gay (e.g. en la universidad, etc.). Gonsiorek y Rudolph (Gonsiorek y Rudolph, 1991) se refieren a una herida narcisista que es el golpe significativo a la autoestima que se produce cuando el individuo es rechazado por la revelación de información significativa personal, como lo es revelar una identidad gay o lesbiana. Los adolescentes más jóvenes pueden ser particularmente vulnerables porque han desarrollado menos estrategias para arreglárselas y tienen menos recursos para hacerlo, particularmente dada la cultura abiertamente heterosexista de la mayoría de las escuelas secundarias.[16] Podría también ser que los otros significativos (particularmente los progenitores y maestros) tengan más probabilidad de trivializar o desechar las atracciones del mismo sexo de los adolescentes más jóvenes. En el estudio de Hammelman la mayoría de los participantes problematizaban su sexualidad y comportamientos relacionados. Por ejemplo, el 59% de los que revelaban un problema de abuso de sustancias lo atribuían directamente a su manera de enfrentarse [arreglárselas] con su sexualidad. La investigación indica intensamente que el abuso de alcohol y otras sustancias es otro predictor de suicidio juvenil, y podría haber una poderosa interacción que hace que una proporción de juventud gay y lésbica sea particularmente vulnerable a las conductas e ideación suicidas.

La investigación también sugiere que la homofobia internalizada puede también estar asociada con formas más crónicas de autodaño. Los estudios sobre alcoholismo y abuso de sustancias ya han sido mencionados. La investigación sobre hombres gays ha indicado una fuerte relación entre las mediciones de sexualidad gay egodistónica y el NHAI con una cantidad de mediciones de perturbación del comer, incluyendo el Test de Actitudes de Comida [Eating Atritudes Test] (Garner y Garfinkel, 1979) y el Inventario de Desórdenes del Comer de Garner (Garner, 1991) Eating Disorders Inventory #2 (Williamson y Hartley, 1998; Williamson, 1999). La relación parece ser más fuerte con las mediciones de bulimia y esto puede ser consistente con un deseo de castigar el cuerpo por sus urgencias del mismo sexo. En Norteamérica, la obra de Brown (Brown, 1987) ha apuntado hacia correlaciones similares entre las mujeres lesbianas.

La homofobia internalizada también puede afectar indirectamente a la salud, especialmente cuando opera por debajo de la conciencia. El trabajo de Margolies et al. (Margo1ies et al., 1987) y Malyon (Malyon, 1982) sugiere que la homofobia internalizada puede afectar el funcionamiento intrasíquico generando varios mecanismos de defensa. Éstos pueden proyectarse a través de dificultades con la intimidad, el compromiso y otros aspectos de las relaciones. Por ejemplo, un estudio de Rosser et al. (Rosser et al., 1997) informa niveles significativamente más bajos de satisfacción sexual en participantes gays homonegativos de alto puntaje, comparados con los de bajo puntaje. Igualmente, la homonegatividad puede conducir al desarrollo de rasgos de personalidad de autoderrota que reflejan representaciones internas del homosexual disfuncional estereotípico Estas ‘adaptaciones secundarias y terciarias’ como las denomina Malyon pueden tener un impacto profundo sobre la salud mental del individuo y cualesquiera intervenciones necesitarían hacerse dentro de un paradigma terapéutico gay afirmativo.

Homofobia internalizada-balanceando lo ‘personal’ y lo ‘político’

A pesar de la ampliamente difundida aceptación de la homofobia internalizada como concepto válido dentro de las arenas de la salud gay y lésbica y de los científicos sociales, hay una cantidad de preocupaciones sobre la aceptación indiscriminada del término como paradigma teórico y orientado a la investigación. Además de las dificultades conceptuales y metodológicas resaltadas más arriba en este pape, también hay implicaciones significativas par alas comunidades gay y lesbiana si elegimos explicar y conceptualizar las dificultades de salud de este modo. Kitzinger (Kitzinger, 1996, 1997) presenta una cantidad de objeciones al concepto de homofobia internalizada. Entre ellas incluye su énfasis en la patología individual y no en la opresión institucional. El peligro de usar términos como homofobia internalizada u homonegatividad es que ser gay o lesbiana queda implícitamente representado en términos patológicos. ‘En lugar de ir a terapeutas heterosexuales para ser curados de nuestra homosexualidad, ahora se supone que las lesbianas y hombres gays buscan terapeutas gays y lesbianas para que los curen de homofobia internalizada’ (Kitzinger, 1997), p. 211]. El concepto sugiere debilidad en lugar de la resiliencia demostrada por lesbianas y hombres gays, y mantiene el foco apartado de las estructuras de inequidad y opresión.[17] Al enfocarse en la homofobia internalizada y no en el heterosexismo institucionalizado y cultural, los académicos gays y lésbicos de muchos modos están  ‘comprando’ los sesgos individualistas y positivistas-empiricistas de la sicología dominante [mainstream psychology] que continúa denigrando y patologizando las voces, identidades y experiencias de los hombres gays y las lesbianas. Sin embargo, debe ser advertido que muchas lesbianas y hombres gays se benefician en realidad de las intervenciones terapéuticas gay afirmativas de terapeutas gays y lésbicos que típicamente se dirigen explícitamente a la homofobia internalizada, y hay un considerable cuerpo de evidencia que eslabona la homonegatividad con la patología. Bien pudiera ser que en cuanto académicos queer estamos persuadidos de los peligros de las conceptualizaciones actuales de la homofobia internalizada en un sentido sociopolítico, pero que también reconocemos la necesidad de enfocarnos en los problemas de las lesbianas y los hombres gays en un medio de salud. Esto debe involucrar enfocar los temas como los ven los clientes y usar el lenguaje con el que ellos pueden identificarse. Hay necesidad de encontrar un balance entre lo personal y lo político, y les corresponde a los científicos sociales gays y lesbianas ser especialmente sensibles y críticos ante los conceptos que usamos y sus consecuencias, particularmente donde hay potencial para reforzar estructuras heterosexistas opresivas.

Por lo demás hay una clara necesidad de balancear las intervenciones de base individual con más acción social colectiva. Hay en la mayoría de los países una clara necesidad de legislación específica que se refiere a los derechos civiles de las personas gays y lesbianas, y que se refiere específicamente a los ‘crímenes de odio’. En Gran Bretaña, la revocación de la Sección 28 de la Ley de Gobierno Local de 1988, que prohíbe la ‘promoción intencional de la homosexualidad’ en las escuelas gobernadas por la Autoridad de Educación Local, es esencial para que los docentes y consejeros escolares se sientan libres de dar pleno apoyo a los estudiantes gays y lesbianas sin miedo de sanciones.

Mientras el heterosexismo cultural e institucional permanezca en gran medida sin nada que lo enfrente, es difícil proveer ambientes de nutrición y apoyo para todas las personas gays y lesbianas, y particularmente aquellos que están particularmente ansiosos, desasosegados o confundidos sobre su identidad sexual.

Afortunadamente, parece haber un aumento en la infraestructura social / de apoyo disponible para las lesbianas y hombres gays (particularmente los más jóvenes) en muchas áreas. El estudio de Cody y We1ch (Cody y We1ch, 1997) demostró la importancia de los grupos sociales y comunitarios al trabajar a través de temas que rodean la homofobia internalizada y la construcción de ‘familias de elección’. Un participante en el estudio afirma: ‘El grupo de apoyo me ayudó a sentirme mejor en cuanto a ser gay… ser feliz y ser gay no es un oxímoron. Se pueden tener las dos cosas’ [(Cody y We1ch, 1997), p. 62]. Es interesante que los hombres de este estudio alcanzaron un sentido de comunidad a través de grupos, redes de amistad y parejas particulares, en lugar de a través de participación en el ‘ambiente’ gay comercial de las ciudades y pueblos cercanas. Esto puede ser particularmente válido para las mujeres, para las cuales hay a menudo un rico venero de lugares de reunión comerciales que no están dominados por varones (gays). Estos grupos parecen a menudo jugar un rol vital en la provisión de información exacta, la discusión de temas sobresalientes y el trabajo sobre habilidades (e.g. asertividad, negociación de sexo seguro, etc.) y estrategias tanto formal como informalmente dentro de un ambiente seguro y explícitamente gay afirmativo.

Observaciones a modo de conclusión

Este paper apuntó a proveer una discusión de amplio rango del rol de la homofobia internalizada en los problemas relacionados con la salud entre lesbianas y hombres gays. He provisto evidencia que sugiere que la homonegatividad merece consideración como un factor de predisposición y perpetuación en muchos aspectos de la mala salud. Como concepto, puede ayudar a identificar individuos particularmente vulnerables y en riesgo, y, debería ser considerado en los modelos de educación para la salud y prevención de las enfermedades. La homofobia internalizada puede relacionarse con estrategias para írselas arreglando del mejor modo posible [coping strategies] y con una disposición para acceder a ciertos recursos para arreglárselas. Hasta el momento no hay evidencia clara de que la homofobia tenga un impacto directo en la progresión de las enfermedades, aunque puede interactuar con otros factores (e.g. con las estrategias para írselas arreglando) para producir consecuencias importantes relativas a la salud. Espero que este paper haya vuelto a poner de relieve la necesidad de modelos gay-afirmativos de intervención y cuidado de la salud. Si bien existe un rol explicativo válido para la homofobia internalizada, siguen existiendo una cantidad de inadecuaciones e inconsistencias integrales en cómo el concepto se define y se operacionaliza, y hay una significativa necesidad de refinar el concepto y mejorar el modo en que se determina, tanto cuantitativa como cualitativamente. Por lo demás, hay necesidad de estar consciente del rol potencialmente dañoso de la utilización imprudente del concepto en términos de dar alimento a los modelos patológicos heterosexistas y en términos de subestimar tanto la heterogeneidad como la resiliencia de las comunidades gays y lésbicas. En el peor de los casos, la homofobia internalizada representa una seudo explicación que lo abarca todo, y que está en colusión con modelos antigay y lésbicos de mala salud. Como científicos sociales y profesionales de la salud, necesitamos asegurarnos de que esto no ocurra, sino que en lugar de ello el concepto se use juiciosamente y ayude a promover modelos que validen las experiencias de los hombres gays y las lesbianas y proveen intervenciones adecuadas para problemas de salud.

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[1] El término ‘homofobia internalizada’ ha sido usado en todo este artículo para representar los pensamientos y sentimientos negativos y desasosegadores experimentados por lesbianas y hombres gays sobre su sexualidad, los que son atribuidos a experiencias de heterosexismo y victimización culturales. Por las razones que se discuten en el texto, el autor cree que el término ‘homofobia” es altamente problemático; sin embargo, para los propósitos de continuidad y consistencia con la mayoría de las demás publicaciones en este tema el término ha sido replicado aquí en lugar de usar una terminología más precisa pero más oscura.

[2] Definida por Sprecher y McKinney (Sprecher y McKinney, 1993) como ‘actitudes negativas y / o temerosas sobre los homosexuales o la homosexualidad’.

[3] Usado aquí como término inclusivo para incluir a todos los científicos sociales que trabajan desde una perspectiva explícitamente lésbica, gay, transgénero o bisexual.

[4] Véase Logan (Logan, 1996) para una discusión más completa.

[5] Por ejemplo, el estudio de Clark y Clark (Clark and Clark, 1958) sobre la internalización del prejuicio racial en jóvenes niños y niñas negros.

[6] Shidlo (Shidlo, 1994) argumenta que las expresiones ‘homonegatividad internalizada’ y ‘homonegativismo internalizado’ son preferibles a ‘homofobia intemalizada’, pero que éstas son suficientemente similares en lo conceptual para poderse usar intercambiablemente. La primera de estas dos ha sido usada ocasionalmente en este articulo.

[7] La homosexualidad egodistónica se refiere a la zozobra persistente y profunda de un individuo en relación con su sexualidad Lésbica o gay, y está a menudo asociado con un deseo de modificar la orientación sexual. La expresión se ha vuelto particularmente controversial después de la inclusión de la expresión como una clasificación diagnóstica dentro del DSM-IlI (American Psychiatric Association, 1980). Véase Cabaj y Stein [(Cahaj y Steín, 1996), pp. 25-26] para más información. Bohan [(Bohan, 1996), p. 19] también ofrece una discusión lúcida y breve de ‘egodistonia’ .

[8] Shidlo (Shidlo, 1994) ofrece una visión general detallada de una cantidad de estudios que han evaluado el NHAI.

[9] Véanse Davies (Davies, 1992), Sophie (Sophie, 1987) 01′ Plummer (Plummer, 1995) para una discusión más plena

[10] Vale la pena advertir que la mayoría de la muestra (85%) estaban fuertemente afiliados a la ‘comunidad gay’ y eran francos sobre su sexualidad. Como un problema frecuente en los estudios que involucran hombres gays, la muestra aquí presentada, aunque grande y reclutada a través de una cantidad de estrategias de muestreo, tiene máxima probabilidad de no ser una buena representación de la comunidad gay en general.

[11] Esta investigación todavía está en curso. La discusión de este estudio está basada en los datos del estudio piloto publicados en 1998.

[12] Hay marcadamente menos literatura sobre el tema de la homofobia, y su impacto sobre la identidad lésbica y los temas de salud en general. Sin embargo, dos referencias valiosas son Sophie (Sophie, 1987) and O’ Hanlan (O’ Hanlan, 1996).

[13] Ego-sintónico, donde un individuo acepta su identidad gay o lésbica. Ser gay o lesbiana representa una fuente potencial de orgullo.

[14] Los participantes eran heterogéneos en relación con el estatus VIH, e incluían cantidades significativas de hombres seronegativos, hombres positivos al VIH sintomáticos y asintomáticos, y un pequeño número con diagnóstico de SIDA.

[15] La tasa de Attrition de la muestra se debió a deserciones (N = 25) 01′ muerte (N = 20). Ningún participante se había seroconvertido durante los dos períodos de testeo,.

[16] Para una discusión plena, véase Williamson (Williamson, 2000) 01′ Walters and Hayes (Walters and Hayes, 1998).

[17] Killinger sigue argumentando que la zozobra ante la opresión es perfectamente razonable y que ver estas ‘formas de infelicidad’ como homofobia internalizada (i.e. un ejemplo de patología individual) es inexacto. Como ‘homofobia’ sugiere fuertemente patología, la homonegatividad parece otra vez ser una alternativa preferible.