Meshoulam 1997 EVE Tratamiento y prevención de la homosexualidad

NATIONAL ASSOCIATION FOR RESEARCH AND THERAPY OF HOMOSEXUALITY

La teoría de orientación sexual de Bem:
Implicancias para el tratamiento y la prevención de la homosexualidad.

Uriel Meshoulam, Ph.D.
Cambridge, MA

Traducción : Rafael Freda, Buenos Aires, 2004

En estos días políticamente correctos, descubrir una monografía que propone una teoría sicológica de la preferencia sexual es algo raro. Por eso me sentí sorprendido al encontrar el artículo de Daryl J. Bem publicado en un número reciente de la Psychological Review (Bem, 1996). Esta sorpresa es particularmente gratificante cuando uno tiene en mente que la Psychological Review es una publicación de la American Psychological Association, organización que a menudo desalienta la investigación sobre homosexualidad.

Bem no dice que su teoría sea omnicomprensiva. Admite que su tesis de desarrollo “no describe un sendero inevitable y universal para la orientación sexual, sino el sendero modal seguido por la mayoría de los hombres y las mujeres,” y que hay  “variaciones individuales, senderos alternativos e influjos culturales sobre la orientación sexual” (Bem, 1996, p. 322). En este trabajo, intento reseñar la teoría de Bem y examinar algunas de sus implicaciones en relación con los temas que rodean el tratamiento y prevención de la homosexualidad.

La teoría EVE

Bem asume que la heterosexualidad no debe darse por descontada como algo natural; exactamente como la homosexualidad, nos dice, necesita ser explicada. Rechaza las explicaciones biológicas, y en lugar de ello intenta entender el desarrollo de la preferencia sexual dentro del contexto de la teoría de la motivación humana de “nivel óptimo de excitación“.

De acuerdo con esta teoría, la gente muestra preferencias por experiencias que susciten en ellos un nivel moderado de excitación (Mook, 1987). Al aplicarse a la preferencia sexual, la teoría sostiene que los seres humanos se sienten sexualmente atraídos a aquellos que han percibido como disimilares, pero sin embargo no demasiado disimilares a sí mismos. Este principio se aplica igualmente a atracciones heterosexuales y homosexuales.

Bem reseña el principio que subyace el desarrollo de la orientación sexual en la frase “lo exótico se vuelve erótico” (EVE). Típicamente, las niñas y los niños juegan con pares de su propio sexo. Esto se debe a sus temperamentos que difieren y a expectativas culturales. Por consiguiente, más a menudo que menos, niños y niñas se van sintiendo cada vez más cómodos con miembros de su propio sexo. Como los pares del mismo sexo se vuelven familiares al niño o niña en crecimiento, los pares del sexo opuesto son comúnmente considerados disimilares o exóticos. Lo exótico, pero no lo  demasiado exótico, conduce a un nivel de excitación intensificado pero moderado, que a su vez se transforma en atracción sexual.

El desarrollo de preferencias sexuales menos típicas, como la homosexualidad, sigue el mismo principio EVE. El temperamento, así como los factores culturales y de otro tipo, afecta la preferencia del niño por ciertas actividades y compañeros de juego. Así, algunos niños y niñas prefieren actividades que son atípicas para su sexo. Algunas niñas, por ejemplo, prefieren el juego brusco más característico de los niños, en tanto que algunos niños prefieren las actividades tranquilas y la socialización más característica de las niñas. Estos niños y niñas genéricamente no conformes se ven llevados a interpretarse a sí mismos como diferentes de sus pares del mismo sexo. Consiguientemente, los pares del mismo sexo se vuelven para ellos misteriosos y exóticos. La no familiaridad y la mística conducen a una excitación intensificada, que más tarde en la vida se traduce como atracción  sexual.

Bem resume su teoría en el siguiente diagrama:

A

Variables biológicas (e.g., genes, hormonas prenatales)

B

Rasgos temperamentales de infancia (e.g., agresión, nivel de actividad)

C

Preferencias de compañeros de juego y actividades sexotípicas o sexoatípicas (Conformidad/no conformidad de género)

D

Sentirse diferente de los pares del mismo sexo/del sexo opuesto (disimilar, no familiar, exótico)

E

Excitación autonómica no específica a pares del mismo sexo/del sexo opuesto

F

Atracción erótico/romántica a personas del mismo sexo/del sexo opuesto (Orientación sexual)

Figura 1: La secuencia temporal de eventos que conducen a la orientación sexual a la mayoría de los hombres y las mujeres en una cultura polarizadota de géneros.

Figura 1. Secuencia temporal de eventos que conduce a la orientación sexual en la mayoría de los hombres y las mujeres en una cultura polarizada del género (Bem, 1996, p. 321).

La Ética de la Terapia

Probablemente la cuestión más fundamental sobre la terapia de conversión con clientes homosexuales es si debe utilizársela. A menudos los críticos argumentan que la homosexualidad es innata, tan natural como la heterosexualidad, y que por lo tanto no debe recibir tratamiento. Otros, en defensa de la terapia, responden con el argumento de que solamente la heterosexualidad es natural, en tanto que la homosexualidad es una perversión de la naturaleza.

Bem no presta atención al constructo inflamatorio de “lo natural,” y lo considera irrelevante. De acuerdo con su teoría, tanto la homosexualidad como la heterosexualidad son construcciones adquiridas, y como tales, ninguna es “natural.” Según él cree, la preferencia sexual no está determinada por nuestros genes, sino por el modo en que interactuamos con otros y en lo que pensamos de nosotros mismos en el contexto de los pares del mismo sexo y del sexo opuesto. Desde el punto de vista de la teoría EVE, ni la homosexualidad ni la heterosexualidad son hechos biológicos, ni tampoco afirmaciones morales, sino que son construcciones.

La responsabilidad del sicoterapeuta es, entonces, ayudar a su cliente a entender sus construcciones, a articularlas y elaborarlas, y a explorar la posibilidad de reemplazarlas con una comprensión mejor y más útil. Las cuestiones éticas concernientes al tratamiento de homosexuales no son más graves que las cuestiones que rodean la ética de la sicoterapia en general.

Puede ser justo preguntar si los terapeutas tienen el derecho de influir el curso del desarrollo de sus clientes. ¿Es más antiético ayudar a las personas homosexuales a cambiar sus sentimientos sexuales no deseados que lo que es ayudar a los tartamudos a eliminar la ansiedad que subyace en esta no deseada forma de hablar? ¿Depende la ética del tratamiento del tartamudeo de si esta forma de habla es adquirida o hereditaria? Obviamente, la respuesta a estas preguntas tiene que ser “no.”

No es necesario categorizar a la homosexualidad como desorden

Los sicoterapeutas que no adoptan automáticamente una actitud afirmativa ante la homosexualidad a menudo son acusados de haberla rotulado como patológica y por lo tanto se los considera homofóbicos. Prudentemente, Bem evita categorizar la orientación sexual como un desorden. De hecho, uno no tiene que definir un fenómeno sicológico como desorden para creen en la legitimidad de su investigación y tratamiento. Después de todo, consideramos legítima a la terapia cuando se aplica a  numerosas condiciones no patológicas. ¿Tendríamos que definir como patológicas a la ansiedad, el desamparo o el tartamudeo antes de tratarlos? Mientras estas condiciones les resulten desagradables al cliente, no hay gran problema en aplicar procedimientos sicoterapéuticos para tratarlas. Uno no tiene que ser homofóbico par ver solidez en las terapias que ayudan a los homosexuales a cambiar la construcción de su sexualidad.

Implicaciones para la Prevención

Los padres pueden considerar indeseable la perspectiva de homosexualidad en  sus hijos o hijas por una variedad de razones. Estas razones pueden estar relacionadas con la aceptabilidad social, los riesgos de salud, las creencias morales y religiosas, o la economía. Sin embargo, como terapeutas no podemos erigirnos en jueces de la ética de nuestros clientes. Los que nos consultan porque desean reducir la probabilidad de que sus chicos se interpreten a sí mismos como homosexuales merecen respuestas bien pensadas y bien investigadas.

 

Pares

“La teoría EVE predice que el efecto de cualquier variable de infancia en la orientación sexual de un individuo depende de si lo o la incita o no a sentirse más similares a, o más diferente de, los pares del mismo sexo o del sexo opuesto” (p. 331).

Examinar la secuencia de eventos de Bem (Figura 1.) revela posibles puntos de intervención donde se puede ayudar al niño o la niña a evitar verse a sí mismo o a sí misma como diferente de su propio sexo.

Por ejemplo, los niños de temperamento no conforme pueden ser guiados en su elección de compañeros de juego. Como me cuentan mis clientes sobre sus hogares, es claro que los padres de niños genéricamente no conformes a menudo se preocupan por la identidad sexual del niño. Los padres ansiosos a veces tratan de compensar la naturaleza no agresiva de su hijo empujándolo a actividades competitivas y deportes agresivos. Esto a menudo se hace a pesar de la obvia falta de inclinación del niño y de sus protestas. Es probable que poner al niño en situaciones agresivas sea contraproducente, por lo que hace sentirse inadecuado en compañía de niños. Llevar a un niño así a pasar el tiempo con niños de temperamento similar, tranquilo, es más sabio. Es menos probable que esos compañeros se burlen de él, y es más probable que lo acepten. La compatibilidad de temperamento producirá que el niño la pase mejor, promoviendo la familiaridad y minimizando la excitación. Asociarse con niños no agresivos es  también preferible a pasar el tiempo exclusivamente con niñas como compañeras de juego. Esto último puede acentuar su sensación de ser diferente de otros niños, e incluso podría hacer que los otros chicos lo ridiculizaran.

 

Familia

La teoría de Bem predice que los niños o niñas que se sienten alienados de su propio sexo tienen una probabilidad incrementada de desarrollar más tarde en la vida atracción sexual al propio sexo. El padre del mismo sexo del niño o niña tiene una especial responsabilidad de ayudar a que el niño o niña se sienta confortable dentro de su propio grupo sexual. La importancia del rol del padre en el desarrollo de la identidad de varón en el niño ha sido extensamente debatida por Nicolosi (1991). En una relación estrecha y positiva con sus padres, es más probable que los niños desarrollen los constructor útiles para hacerlos sentir cómodos en compañía de otros niños.

Los hermanos y hermanas también pueden jugar un rol significativo en el desarrollo de la identidad sexual de su hermano o hermana. Por ejemplo, los niños agresivos pueden hacer que un hermano menos agresivo se sienta excluido y rechazado. La conexión entre la relación con los hermanos y la homosexualidad ganó apoyo gracias a un estudio reciente que mostró que la probabilidad de que un niño desarrolle una orientación homosexual está correlacionada con el número de hermanos mayores (pero no hermanas) que tenga (Blanchard & Bogaert, 1996). Al atender a las posibles consecuencias de la rivalidad entre hermanos, los padres pueden ayudar a evitar que se desarrollen problemas en el niño genéricamente no conforme.

 

Cultura

Como cultura, necesitamos luchar contra el prejuicio y las concepciones erróneas sobre los sexos y sobre la sexualidad. Si ampliados el rango de lo que se

De este modo se recomienda la redefinición, pero no la eliminación de la diferenciación tradicional entre los roles culturales del varón y la mujer. La teoría EVE sostiene que necesitamos mantener una diferenciación sexual clara, y preservar un moderado nivel de tensión y excitación entre los sexos. Después de todo, es esta tensión o excitación lo que se está transformando en atracción sexual entre los sexos. “La heterosexualidad es el resultado modal a lo largo del tiempo y la cultura porque virtualmente toda sociedad humana asegura que la mayoría de los niños y de las niñas crecerán considerando al otro sexo como exótico y, por lo tanto, erótico” (p. 329).

Implicaciones para la Terapia

Dentro del contexto de la sicología constructivista, y siguiendo la teoría EVE de Bem, de los hombres y mujeres homosexuales podemos decir que desarrollan dos construcciones discrepantes: de sí mismos, y de otros del mismo sexo. En mi práctica, encuentro una disparidad constante entre la autodefinición de los hombres homosexuales por un lado, y por el otro su comprensión de “qué es lo que hace hombre a un hombre”. A menudo el cliente homosexual desarrolla el constructo de un “verdadero hombre” (vs. “hombres como yo”) y le atribuye exageradas características masculinas. De este modo, el cliente termina colocándose a sí mismo claramente “fuera del equipo de los hombres verdaderos.”

En terapia con hombres homosexuales, apartarse de la homosexualidad e irse acercando a la heterosexualidad significa tender un Puente sobre la discrepancia entre la propia construcción del yo, y la construcción de la masculinidad. Al terminar una terapia exitosa, el cliente se verá a sí mismo más similar a otros hombres y se sentirá más cómodo con ellos. El proceso implica cambiar su autodefinición acercándola a su definición de la masculinidad, y reconstruir la masculinidad de un modo menos caricaturesco y más alcanzable. Esta reconstrucción desaloja a los “hombres verdaderos” de su pedestal. Por consiguiente, los hombres son percibidos como pares familiares, y por tanto menos exóticos y atractivos.

Las terapias que enfatizan el vínculo entre varones, tales como la terapia reparativa de Nicolosi (Nicolosi, 1991; 1993), cultivan cambios en la percepción de sí del cliente. Esto se logra alentando contactos positivos no sexuales entre el cliente y otros hombres. Dentro del contexto de tales relaciones, el cliente forma lazos con amigos varones. Esto le permite sentirse aceptado por ellos como un varón entre varones. A través del proceso de identificación aumenta su sentimiento de pertenecer a su propio género. Como una alternativa al constructo limitativo de los “hombres verdaderos,” el cliente encuentra más útil reconocer que “hay más de un modo de ser un hombre.”

Conclusión

La teoría EVE del desarrollo de la orientación sexual es una interesante contribución a nuestra comprensión de la homosexualidad. Una de sus principales fortalezas es su parsimonia. En primer lugar, la teoría EVE aplica un principio único tanto a la atracción homosexual como a la heterosexual, y a hombres y mujeres por igual. En segundo lugar, enraiza su principio en la bien establecida teoría del nivel óptimo de excitación. En tercer lugar, la teoría extrae apoyos de una gran variedad de fuentes, y de docenas de estudios de investigación.

La teoría de Bem también tiene la ventaja de ser no ideológica. Esto nos permite liberar el estudio de la homosexualidad de la controversia política de la que ha estado rodeada por décadas. La teoría EVE no condena a la homosexualidad; ni tampoco la condona. Se mantiene lejos de verla como un desorden, pero se centra en la necesidad de explicar su desarrollo. Al hacer un rodeo para evitar entrar en el tema de la “naturalidad” de la heterosexualidad y la homosexualidad, es propicia a más investigación objetiva sobre el tema.

Por supuesto, se admite que la teoría EVE no lo abarca todo ni es exhaustiva. Seguramente requiere elaboración y realce. Así, ligar el principio EVE a los conceptos de autopercepción y autoconstrucción es esencial. Debe ser ampliado para incorporar el cuerpo de evidencia que se ocupa de la identidad sexual. Por ejemplo, será útil explorar la relación entre la no conformidad genérica y los factores culturales y filiales, en lugar de enfocarse principalmente en el temperamento innato.

En general, la teoría EVE de Bem es promisoria, porque es permeable y está abierta a ulterior elaboración y desarrollo. Nos provee con un sólido principio que puede ser aplicado más allá, a otros aspectos de la orientación sexual y la identidad sexual.

En último término, pero no como lo menos importante, la teoría de Bem tiene atractivo para aquellos de nosotros que creemos en la legitimidad y eficacia de la sicoterapia con clientes homosexuales. La teoría da base a la idea de terapia reparativa, porque ve a la homosexualidad establecida en la construcción que uno hace del yo, y no como genéticamente determinada. Como tal, da a los terapeutas un buen marco para pensar sobre el tema de la homosexualidad, su tratamiento y su prevención.

Referencias

Bem, D.J. (1996). Exotic becomes erotic: A developmental theory of sexual orientation. Psychological Review, 103, 320-335.

Blanchard, R., & Bogaert, A.F. (1996). Homosexuality in men and number of older brothers. American Journal of Psychiatry, 153, 27-31.

Mook, D.B. (1987). Motivation: The organization of action. New York: Norton.

Nicolosi, J. (1991). Reparative therapy of male homosexuality: A new clinical approach. Northvale, NJ: Jason Aronson.

Nicolosi, J. (1993) Healing homosexuality. Northvale, NJ: Jason Aronson.